viernes, 27 de marzo de 2015

Jornada trágica



La noche anterior a la caída del avión alemán en los Alpes soñé que iba conduciendo, más rápido que de costumbre, por una solitaria carretera, angustiado por llegar, antes de que oscureciera, a una ciudad situada demasiado lejos. Al vencer un cambio de rasante, coronado temerariamente sin disminuir la velocidad, vi, a muy poca distancia, un Seat 1500 negro avanzando a toda pastilla por una pista polvorienta y supe que él iba a invadir la carretera y que era imposible evitar la colisión. Frené, y giré ligeramente el volante para no embestir de lleno al 1500 (esos coches tenían fama de ser de hierro) pero, pese a ello, tuve que tomar una solución drástica para no morir: despertarme.  


Debería ser suficiente que un presagio de muerte tuviera un único correlato, pero no fue así. Imprimía los billetes de avión para mi viaje a Bulgaria al tiempo que recibía la noticia de la desaparición del vuelo 4U9525 cuando descubrí que el aparato de la compañía Balcanic Air en el que yo iba a volar era un Brauer, de fabricación hondureña. Llamé al gobernador para obtener más detalles. Su valido me comunicó, amablemente, que su alteza estaba agonizando víctima de un aneurisma pero que el modelo 175 de la casa Brauer era merecedor de toda mi confianza; nunca había sufrido un percance en el que el número de muertos superara la treintena.


5 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy peligrosa incursión en un tema tan sensible en estos momentos pero sale bien librado

anónima dijo...

No se si es oportuno utilizar lo del accidente de los Alpes...

otro anónimo dijo...

No veo ningun problema

Ella dijo...

Pienso que la LITERATURA ha de estar por encima de lo políticamente correcto.

Anónimo dijo...

No hay en el texto de Lerín nada que pueda resultar ofensivo a nadie. No es políticamente correcto ni incorrecto.