Juan, el arqueólogo, viaja a Logroño para buscar una
antigua reliquia usando un sistema informático de fabricación casera.
Rápidamente la localiza pero está bajo la taberna que regenta una mujer
portuguesa de la que se enamora. Pedro, el vicioso de turno, accionista
mayoritario de una empresa de alquiler de coches calientes, pretende adquirir
la finca a unos héroes atípicos pero de sanos principios, los hermanos Moranis.
Estos no venden por no perjudicar a la tabernera sin saber que esta, socia de
Pedro en negocios inmobiliarios, ya conoce la existencia de la reliquia y
espera conseguirla si se derriba el edificio. Al final, los Moranis ceden ante
una suculenta oferta y la tabernera, con la reliquia, huye al Japón en un balandro de su propiedad, dejando en
la estacada a Juan y Pedro.
martes, 25 de septiembre de 2012
domingo, 16 de septiembre de 2012
Toñín Soler
Ha muerto mi amigo Cayetano de Arquer Buigas, "Tanín", el pintor de las nucas. Bajo el nombre de Toñín Soler aparece en las páginas 17 y 18 de la novela "Familias como la mía" acompañando al protagonista en un singular lío de faldas.
sábado, 15 de septiembre de 2012
Los remedios
"La Navidad es a veces un tiempo de excesiva seducción. Se comen dulces y de tanto comer uno cae enfermo". Rainer Maria Rilke; prefacio a Mitsou, historia de un gato; traducción de Juan Andrés García Román; Artemisa Ediciones; 2006.
"Los remedios", óleo s/f de Agustín Lazo (Méjico D.C., 1896 - 1971).
sábado, 8 de septiembre de 2012
Chaquetas amarillas
Llevaba varias semanas investigando qué delicatessen
prefieren las avispas come carne –Vespula
germanica- y, esta mañana, he dado con la respuesta. Sobre la tierra de una
jardinera de la terraza de mi apartamento he esparcido el contenido de media
tarrina de un nuevo paté y, a los pocos segundos, ha llegado un bullicioso
escuadrón de chaquetas amarillas (hay quien gusta llamarlas así) atraídas y
enloquecidas por el sugestivo aroma que, está claro, se ha potenciado por el
fuerte sol que le daba a la jardinera y el chorro de agua tibia que he vertido
sobre la pasta. Es de justicia decir que se trata de un producto elaborado y
adquirido en Francia (Perpiñán y Olorón, respectivamente), siendo sus créditos:
Gourmédélice. Terrine de Campagne.
Les saveurs authentiques. Roussillon
Salaisons.
jueves, 6 de septiembre de 2012
domingo, 2 de septiembre de 2012
Trúlara/trúlera
A vueltas con las cuestiones lingüísticas recordar aquella
mañana de primavera, en un parque de la zona alta de Barcelona, en que mi mano
derecha se entretuvo en las nalgas de la mujer madura que me acompañaba
mientras observábamos cómo unos ejemplares de avión común –Delichon urbica- se posaban en los cables, sin duda agotados por su
reciente viaje migratorio. Una mujer tumbada boca abajo, resaltando las curvas
posteriores, que de modo pretendidamente natural dijo “¿te gusta mi trúlara?”,
glorioso sustantivo de resonancias africanas que quizá hubiera que escribir
“trúlera” dada esa costumbre catalana de abrir la “e” átona hasta alcanzar una
“a” oscura y gutural. Una atrevida finta sexual la mía, un hito en nuestra
relación, que ella describiría después
como “hoy se ha producido un cambio” y que daría paso a una sucesión de visitas
a mi domicilio pertrechada cada vez con cien gramos de jamón de york (allí
llamado “jamón dulce”) de la charcutería Tívoli, un fiambre que, la verdad, me
entusiasmaba.
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