Zopilote
No es una injuria al reino de las aves.
Tampoco aberración o falla natural perpetuada
por mera inercia evolutiva.
Al arte por el arte del pavo real o del faisán corresponde
su equivalente utilitario. (La belleza
está en los ojos de quien la contempla
y es cuestión relativa.)
Lo ves y te conduele su asimetría,
el color apagado y más bien luctuoso
y la no menos plúmbea repugnancia
de su moco de pavo. (Todo él,
aun sin la papada, se diría
un guajalote incomestible.)
Concedamos: es feo como el diablo.
(¿Alguien conoce al diablo?)
Y suscita los odios más despiadados.
(Es común apredrearlos; he visto niños
que se adiestraban para ser verdugos.)
Pero sin esta variante regional
del buitre tan infamado por la retórica,
sin este "aura tiñosa" o "gallinazo"
-con tales nombres se le injuria-
¿qué hubiera sido
de los lugares pobres frecuentados
por la fiebre amarilla y otras plagas
de los tristes tropiques?
Los zopilotes
fueron nuestras brigadas de reciclaje.
Ahora se han acabado los zopilotes.
La basura está a punto de ahogar al mundo.
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José Emilio Pacheco
Islas a la deriva (1973-1975) en
Tarde o temprano (poemas 1958-2009)
Tusquets Editores. 2010.