sábado, 22 de agosto de 2015

Asociación






















Recibo una imagen de la fotógrafa Elena Cortell Olcina, 
y veo a la gitana dormida del aduanero Rousseau.

miércoles, 19 de agosto de 2015

Convento del Carmen Calzado de Gerona















































Gustavo Puerta Leisse me pregunta en 2008, en una entrevista publicada en el nº 167 de Educación y Biblioteca, por qué y desde cuándo me apasionan los diccionarios, a lo que respondo: “Porque en ellos está todo lo que un hombre curioso puede aspirar a conocer en esta vida y, además, la sabiduría aparece perfectamente ordenada. Mi primer libro fue la Quarta Edicion del Diccionario de la Lengua Castellana compuesto por la Real Academia Española (MDCCCIII). Aún lo conservo con señales de mordeduras de dientes de leche. En la portada se lee, escrito a tinta, ‘Soi del Carmen Calzado de Gerona’, que era abuela de mi abuela materna, o sea una de mis tatarabuelas, hija de un militar que casaría en esa provincia con un miembro de una de las ramas más  genuinamente catalanas de mi familia; esa boda sería hoy impensable, constituiría un acto contra natura.”   

Me extrañaba que la anotación empleara esa vulgar construcción gramatical que antepone el artículo al nombre de persona, y que el apellido de mi antepasada, Calzada, fuera masculinizado pero, lo definitivo, ha sido entrar en      https://es.wikipedia.org/wiki/Convento_del_Carmen_Calzado_(Madrid) y descubrir que Carmen Calzado de Gerona se refiere al Convento del Carmen Calzado de Gerona, uno de los conventos de la Orden del Monte Carmelo que surgieron en España a partir del siglo XVI. No encuentro en internet referencias al convento de Gerona pero sí sobre otros, en especial al de Madrid que, como puede leerse en Wikipedia, posee una interesante historia.

viernes, 7 de agosto de 2015

Restaurante Sánchez









Cuenta Roberto de Robertis, en su relato “Lamer los costados”, que acostumbraba a detenerse en la ciudad de Albricia cuando viajaba a Puerto Lagos y a otras localidades de la costa. Parece que en Albricia mantenía amistades del colegio y del instituto, de los años en que vivió en casa de sus abuelos al fallecer sus padres en un accidente de tractor. Roberto gustaba de reunirse con sus condiscípulos en el bar de Joe el Maestro y luego comer, de forma reposada y larga, en el viejo restaurante de los hermanos Sánchez. Una de las veces, quizá ya una de las últimas en que paró en Albricia, sucedió que durante la comida alguien encontró un diente de rata en el interior de un ñacle, un tipo de empanadilla de harina de centeno rellena de huevo duro y carne vacuna picada. La vez siguiente, quizá la penúltima en que paró en Albricia, alguien encontró los huesos de la pata delantera derecha de un topillo pero, ante su asombro, la reacción general fue celebrarlo, coger la pata y guardarla en un bolsita de tela que parecía llevaban ya dispuesta. En su último viaje, Roberto fallecería en un accidente de tractor a las pocas semanas, fue invitado a visitar el Museo de Zoología Sánchez, una institución creada con los fondos suministrados por los pupìlos del restaurante Sánchez y cuyo fin era mostrar los esqueletos, perfectamente montados, de las más características especies de la fauna regional.       



miércoles, 5 de agosto de 2015

Estrangulación de Malena Cortijo; maniobra denominada La Niña Bonita.



Llevaba cuarenta años sin apretar un cuello. Me refiero a un cuello joven femenino con resultado de asfixia. Fue pues un día grande este domingo cuando se lo propuse y contestó alborozada que llevaba esperando desde hacía mucho. No hubo problemas en la elección del escenario y tampoco en la elección de la postura. A ambos nos pareció de perlas la catedral de Jaén, en concreto la sacristía. Y en cuanto a cómo colocarnos, Malena quiso algo tradicional, sentada, y yo detrás de ella, situados frente a la cornucopìa de la derecha, la que utilizan para contemplarse de cuerpo entero. Todo fue estupendamente. Yo no había perdido el tino. Cuando se amorató en exceso disminuí la presión hasta que, ya muy relajada, se me quedó dormida. Di al sacristán, un anciano muy amable, una propina generosa, y le invité, aunque rehusó, a acompañarnos a Chotaza, en la vecina Martos, a tomarnos unos churros, que a Malena es que le encantan.