viernes, 25 de julio de 2014
Fatídica postura
Está claro que la fotografía es un arma eficaz para el rastreo de las deformidades físicas, tal como se comprobó en Cara de pito, pero su campo de acción es mucho más amplio ya que permite denunciar posturas equivocadas como la de la imagen, recientemente recuperada, perteneciente a los años de residencia en Andalucía, en la que el apoyo, aunque leve, de las posaderas en el capó del coche, acorta dramáticamente la figura convirtiendo la voluminosa cabeza, compensada normalmente por la estatura y la corpulencia, en un desagradable objeto adherido al cuerpo de un enano.
martes, 15 de julio de 2014
Hombre solo
Visión general del hombre desarmado u hombre primitivo.
Avanza montado en su única pierna, provisto de capote de brega, por el desierto
almeriense. No sabe nadar. No es extravagante. Dice no
estar pumba. Sufrió un pleonasmo. No es Alice Keys. Tampoco Oskar Hansen.
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Fotografía: Elena Cortell Olcina
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Fotografía: Elena Cortell Olcina
domingo, 6 de julio de 2014
Genus "Lotea"
Un sueño aclaratorio. Como sucediera en “Aparecen” se ha
logrado descifrar un enigma ornítico. Un ave de la que todos dudaban de su
existencia se ha mostrado en todo su esplendor. No está claro cómo empieza el
sueño, quizá lo que recuerdo pertenezca al final del mismo; una rapaz diurna de
tamaño medio, inferior a un ratonero, de color arena con listas transversales
grises y tenues, planea pero no horizontalmente sino de modo inclinado, como si
estuviera sujeta a una cuerda y alguien la hiciera girar. Parece una gran
ardilla voladora, incluso hay momentos en los que las alas son meros muñones
provistos de minúsculas garras. Hay un hombre ahí. Es un ornitólogo de campo
con porte de feriante educado. Sin que se lo pregunte da el nombre científico
del ave: “género Lotea” afirma; y lo
deja así, sin concretar la especie y cuando le pregunto por el nombre vulgar no
contesta, puede que no lo sepa o que no me haya oído, de hecho el ornitólogo se
va desvaneciendo y mis palabras resultan huecas. ¿Lotea? Anoche encontré a un viejo amigo, felizmente recuperado de
un gravoso mal, y es un tipo que disfruta con los nombres, con las
peculiaridades de algunos de ellos, un amigo al que, por ejemplo, le hace
gracia oír "embalse de La Loteta". Otra cosa: el ave rapaz, tenía el
cuello largo, coronado por una cabeza puntiaguda; ayer me llamó mi amiga
abogada bilbaína para contarme que su hija Amaltea se había casado con un rico
feriante portugués; ¡Amaltea!; la vi una vez, en la presentación de Níquel en Barcelona, y me sorprendió que
pese a su pequeña estatura resultara espigada; un largo cuello coronado por una
cabeza puntiaguda. Y aún otra cosa: en el sueño miento al ornitólogo, para
adornarme, le digo que la especie la conocía, un bando de unos veinte ejemplares
en migración, pero el ornitólogo de campo replica con un “eso no es nada, los
famosos científicos Valverde y Bernis citaron bandos de centenares de
individuos cruzando el estrecho [de Gibraltar]”. No es bueno mentir en sueños.
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