miércoles, 5 de agosto de 2015

Estrangulación de Malena Cortijo; maniobra denominada La Niña Bonita.



Llevaba cuarenta años sin apretar un cuello. Me refiero a un cuello joven femenino con resultado de asfixia. Fue pues un día grande este domingo cuando se lo propuse y contestó alborozada que llevaba esperando desde hacía mucho. No hubo problemas en la elección del escenario y tampoco en la elección de la postura. A ambos nos pareció de perlas la catedral de Jaén, en concreto la sacristía. Y en cuanto a cómo colocarnos, Malena quiso algo tradicional, sentada, y yo detrás de ella, situados frente a la cornucopìa de la derecha, la que utilizan para contemplarse de cuerpo entero. Todo fue estupendamente. Yo no había perdido el tino. Cuando se amorató en exceso disminuí la presión hasta que, ya muy relajada, se me quedó dormida. Di al sacristán, un anciano muy amable, una propina generosa, y le invité, aunque rehusó, a acompañarnos a Chotaza, en la vecina Martos, a tomarnos unos churros, que a Malena es que le encantan.



5 comentarios:

Francesc Cornadó dijo...

Se require una gran sensibilidad para saber cuándo hay que disminuir la presión, no basta con observar la intensidad del amoratado, también el pulso de la carótida, la tersura de la piel y el tono de los músculos del cuello.

Ferrer Lerín dijo...

Gracias por tu consejo, maestro Cornadó; no sabía de tus artes estrangulatorias.

Anónimo dijo...

Qué cosas señor Ferrer Lerín...

Otro dijo...

Perfecto relato, la mano del mago Lerín

Otro más dice dijo...

Cosas que sólo se parecen a esa amigable y minuciosa pulcritud que caracteriza algunas zonas del estilo ferrer-liriniano. Uno lee esto y, pese a todo, siente que el mundo ha mejorado.