viernes, 27 de junio de 2025

VIII Foro Catalano-Aragonés de Psiquiatría

 

Guion de la ponencia


El 22 de octubre de 2021 presenté en Huesca el libro Casos completos en un acto organizado por la asociación literaria AVELETRA. En la cena que siguió a la presentación conocí a Miguel Ángel de Uña y barajamos la posibilidad de que yo pudiera intervenir en estas Jornadas de Psiquiatría, dado que se iban a celebrar en Jaca, donde vivo. Surgió entonces el nombre de Leopoldo Ortega-Monasterio, amigo mío, hijo de José Luis Ortega Monasterio al que traté y con el que mantuve una buena relación. Con Miguel Ángel convinimos que el tema de mi charla podría girar en torno a los sueños, considerados como material que he utilizado y utilizo para la construcción de relatos breves, técnica literaria que se citó durante la presentación del libro Casos completos. Luego, hablé con Leopoldo y fijamos fecha y hora. Pero, por mi parte, no pudo ser; un ineludible viaje a Madrid frustró mi participación. Ahora, pasados casi cuatro años, voy a presentar la breve ponencia que preparé en aquella ocasión, ponencia lógicamente no sobre psiquiatría, que no es mi disciplina, pero sí sobre onirofagia o, más exactamente sobre el factor sorpresa, sobre la creatividad en el mundo de los sueños.

La imaginación es el elemento fundamental para un creador literario. En una primera etapa como escritor, en la adolescencia, la imaginación, desbordante, modula de tal modo las influencias literarias, que casi se puede afirmar que estas no resultan necesarias. En la segunda etapa, en la juventud, la imaginación, aún deslumbrante, es utilizada para modificar las fuentes, que ya son reconocibles. Más adelante, en la madurez y, en especial, en la senectud, la imaginación va atemperándose hasta pasar a un plano secundario, que exige apoyos cada vez más elocuentes, es decir que las fuentes son utilizadas prácticamente tal cual vienen, llegando incluso al plagio más descarado. Sin embargo, otro elemento, alejado de las influencias literarias, surge poco a poco hasta convertirse en el apoyo definitivo para la práctica de la escritura. Hablo de los sueños y de un género literario donde es idónea su utilización, el relato breve, que tiene en el blog y las redes sociales en general, un adecuado acomodo por la inmediatez en su publicación, por la posibilidad de su modificación y por quedar expuesto a la voracidad de los comentaristas y no tener que esperar a la voracidad de los críticos literarios profesionales. Son pues los sueños y los relatos breves un binomio ideal que, en mi caso y en el de todos los viejos prostáticos, se beneficia de las interrupciones en el sueño, ya que parece ser que es la última parte del sueño la que se recuerda y que constituye su memoria, memoria evanescente y que cobra carta de naturaleza al ser transcrita gracias al ordenador que ha de estar en marcha en todo momento.


Voy a comentar dos casos, dos microrrelatos, que podrían considerarse semejantes pero que disfrutan de diversa etiología. El primero, de 2008, titulado “Sorpresa” constituye un ejemplo de gran ortodoxia. El segundo “Instantánea”, de 2013, constituye un ejemplo de falso sueño, es la construcción de un relato, de apariencia onírica, a partir de una fotografía.

Vayamos al primer relato, “Sorpresa”, a la ortodoxia dentro de este subgénero literario de relatos breves basados en sueños. Un sueño que al despertar es transcrito intentando conservar todos sus detalles y, en especial, toda su atmósfera. Voy a proceder de modo inverso al habitual, voy a contar de qué va el sueño y luego voy a leer su transcripción.

El soñado, que he de ser yo, aunque no se me ve en el sueño, avanza por el interior de un supermercado y le comenta una obviedad a su padre, anciano, por lo tanto necesitado de que se le dé conversación, al tiempo que el soñado descubre que en el fondo del local se halla su madre, y cerca de ella una persona, fallecida hace tiempo, el jugador de póquer llamado Manivela, al que pregunta por su nieta, respondiendo este que su nieta se llama Exquisitez y, al final, cuando su madre y Manivela son presentados este aclara que su nieta es polaca. Podríamos destacar algunas peculiaridades. El marco, un supermercado, espacio no habitual. Los personajes, padre y madre fallecidos ya en esa fecha. Y Manivela, fallecido mucho antes por lo que se produce así un doble anacronismo. Pero quizá lo relevante sea el factor sorpresa, el nombre de la nieta y su condición polaca. Sorpresa que afecta no sólo al soñado sino al soñador cuando despierta, como si el mundo de los sueños fuera un estructura más compleja que los sueños en sí mismos, una estructura que aportara a estos, quizá de modo aleatorio, datos no previstos, que no conforman el sueño convencional, sueño convencional, en este caso, conformado por elementos como el supermercado, los padres y el tercer personaje.


Esta es la transcripción.


Sorpresa (2008)


Tres veces los clientes han tropezado en ese punto del supermercado tirando la compra al suelo. Por esa necesidad de dar conversación a quien se siente ya desplazado comento a mi padre la obviedad de que la gente tropieza debido al estrechamiento del pasillo y él asiente con la cabeza. Continuamos. Veo a mi madre en el fondo del local y, a su derecha, a Pedro Manivela, un veterano jugador de póquer fallecido hará una década con el que tuve buena relación profesional y que está claro que se alegra al verme. Le pregunto, o le preguntan, a distancia, casi gritando, el nombre de su nieta, y él, satisfecho por el interés demostrado, contesta ufano, tras una pequeña pausa, como esforzándose en recordar, que su nieta se llama Exquisitez. Luego, ya a mi lado, junto a mi madre, a quien se lo he presentado, me cuenta que su nuera es polaca.


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Un argumento en apariencia débil, que puede desarrollarse mediante una lectura no precipitada, sustenta un microrrelato en el que se ha conseguido reproducir, con exactitud, la atmósfera del sueño de donde procede. Está claro que en literatura no podemos atribuir procedencia onírica a cualquier desviación de la realidad, desviación que acostumbra a ser fruto del empleo de la ficción, pero en determinados géneros como es el de los microrrelatos, sus propias características de brevedad e independencia del contexto, los hace proclives a la dependencia de esa fuente.


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Vayamos al segundo caso, al segundo microrrelato. A partir de una fotografía en la que se ve a un individuo, que podría ser yo, de pie, entrando o saliendo de una puerta ahora entreabierta, en un pasillo que parece de un caserón con abundancia de madera, con un paraguas bajo el brazo, chaqueta de cuero y pantalones de pana, se construye un relato bajo los mismos presupuestos que si fuera un sueño. Quiero decir que las aseveraciones mantienen un razonable margen de no certeza y se lanzan varios interrogantes para ahondar en ese pozo oscuro de las sorpresas, de los elementos no lógicos en la estructura de lo soñado. Se trata de un fraude, de un fake, en el que, con maestría, se manejan los recursos propios de los relatos que son réplica de los sueños consiguiendo igualarlos si no superarlos. Me refiero a que, junto a elementos previsibles, como la razón por la que me encuentro en ese lugar, su misma localización y el atuendo del personaje, se nombran elementos sorpresivos como la posibilidad de fotografiar los sueños, la aceptación por parte del soñado del hecho de que se encuentra dentro de un sueño, y la interrogación sobre si dispone de don de lenguas, incluso utilizando un término inglés no frecuente y probablemente desconocido por soñador y soñado.


Instantánea (2013)


Se ha conseguido captar el momento en que abandono la reunión de los facultativos. Soy el doctor Fugaz y formo parte de un sueño. Detalles que pueden parecer secundarios como el paraguas Conklin, la cazadora de piel comprada en Pamplona y los pantalones de pana modelo Firulete, no lo son en absoluto; pertenecen con toda seguridad a mi indumentaria de 2006 y 2007. El sitio es el pasillo de acceso a la biblioteca de ese edificio al que nunca doy nombre y que ahora, al ver la foto, pienso que podría ser la casa de mi bisabuelo de la Cerdaña. Esas reuniones son largas y a menudo desembocan en ásperas discusiones; no me extrañaría que en esta ocasión el motivo del desacuerdo tuviera que ver con los terrenos públicos donde ubicar el lugar de enterramiento, a burial place; ¿se habla en inglés en estas reuniones?, ¿en sueños poseo don de lenguas?


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Como coda, decir que se ha publicado por primera vez (noviembre 2021) la versión española de

El caso de la fotografía de espíritus

de Sir Arthur Conan Doyle (> Sherlock Holmes)

sobre la polémica surgida en 1922 acerca de si era posible conseguir imágenes de ectoplasmas con medios fotográficos, posibilidad que defendió Conan Doyle y que ahora, en diciembre de 2021, en el campo de los sueños, según noticias aparecidas en la prensa, la tecnología avanza con paso firme hacia su consecución.


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Y ya para finalizar señalar la dicotomía, cada vez más evidente, la que caracteriza a los humanos en función de que acepten o no la ficción, que la reconozcan o no como su campo de operaciones, en la literatura, y en el conjunto de la vida. El rótulo “Basado en hechos reales” resulta ya obligatorio en los créditos de telefilmes y demás producciones destinadas al ocio.


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Francisco Ferrer Lerín

Jaca,22.03.2025


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