martes, 28 de octubre de 2014

Malas sábanas





















Nos dieron dos juegos de sábanas usadas para que duraran lo que la estancia en la finca. Pero no fue así. La ínfima calidad y la poca limpieza pasaron factura. A los dos días Víctor despertó con la espalda comida por los ácaros. A la semana hubo que amputársela. Sin espalda mal le fueron las cosas. Le puse algodón, empapado en mercromina, sujeto al pecho con esparadrapo. El remedio no sirvió, supuraba y lo echaron del trabajo. Aburrido, ocupaba las horas persiguiendo a las chinches; se convirtió, eso sí, en un hábil cazador, las envolvía en los jirones de las sábanas que se amontonaban en el suelo. Pensamos en una venta directa. Gustaban las chinches (y las liendres) en ese pueblo. Montamos un tenderete en la plaza pero descubrieron la mala calidad de los jirones de las sábanas y fracasamos. Ahora, de vuelta a casa (Víctor sin trabajo y sin espalda), no hago más que pensar en lo tonta que fui, que por ahorrarme unos pesos he traído la desgracia.   


11 comentarios:

anónima dijo...

biennn...!!!! volvio el señor Lerín aunque sea con un relato de realismo sucísimo... pero mágico

Otra anónima dijo...

(¿¿¿¿¿?????¡¡¡¡¡!!!!!)

Istefel dijo...


Y el colchón checo
importado de Alemania. Lo sajamos, de parte a parte como se raja un espejo. Los billetes falsos habían desaparecido. Las crónicas también.
Ahora, entre rejas, el descalabro-.
Lámparas halógenas alejadas sin consumo, y el terrible triunfo de la rugido , ese pez espada.

Francesc Cornadó dijo...

La suciedad es cosa mala.
Francesc Cornadó

Anónimo dijo...

Tú haces magia.

Anónimo dijo...

la falta de espalda le gusta al Sr. Lerín, sale parecido en Morcas en Mansa chatarra

Darío dijo...

Repensemos el ahorro....

Ella dijo...

Malas tierras..? aquella película

El Pobrecito Hablador del Siglo XXI dijo...

Parece que cundió la estancia en Pinar del Río

Anónimo dijo...

Sr. Lerín,
me ha impresionado y divertido la amalgama irreverente de vida y muerte que convive tan domésticamente en su escrito. Como dando un lugar en vida a las hazañas venideras de la Parca, ella siempre tan tenaz y corrosiva, necesaria. La rara elegancia de la imagen me encanta; hace extrañamente bella la crudeza natural de las cosas humanas. O así me sugirió. Compraré el libro, no hay otra. Gracias y cuídese la espalda.

pity saint James dijo...

¿no será Garrobillas de Aclonétar en Cáceres? en un hotel de 4 estrellas en el que pasé una noche tuve el honor de ser literalmente devorada por unas chinches antropófagas y que me provocaron un sarpullido inquietante durante varios dias...así que me creo tu historia