Nos dieron dos juegos de sábanas usadas para que duraran lo
que la estancia en la finca. Pero no fue así. La ínfima calidad y la poca
limpieza pasaron factura. A los dos días Víctor despertó con la espalda comida
por los ácaros. A la semana hubo que amputársela. Sin espalda mal le fueron las
cosas. Le puse algodón, empapado en mercromina, sujeto al pecho con
esparadrapo. El remedio no sirvió, supuraba y lo echaron del trabajo. Aburrido,
ocupaba las horas persiguiendo a las chinches; se convirtió, eso sí, en un
hábil cazador, las envolvía en los jirones de las sábanas que se amontonaban en
el suelo. Pensamos en una venta directa. Gustaban las chinches (y las liendres)
en ese pueblo. Montamos un tenderete en la plaza pero descubrieron la mala calidad
de los jirones de las sábanas y fracasamos. Ahora, de vuelta a casa (Víctor sin
trabajo y sin espalda), no hago más que pensar en lo tonta que fui, que por
ahorrarme unos pesos he traído la desgracia.
martes, 28 de octubre de 2014
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
11 comentarios:
biennn...!!!! volvio el señor Lerín aunque sea con un relato de realismo sucísimo... pero mágico
(¿¿¿¿¿?????¡¡¡¡¡!!!!!)
Y el colchón checo
importado de Alemania. Lo sajamos, de parte a parte como se raja un espejo. Los billetes falsos habían desaparecido. Las crónicas también.
Ahora, entre rejas, el descalabro-.
Lámparas halógenas alejadas sin consumo, y el terrible triunfo de la rugido , ese pez espada.
La suciedad es cosa mala.
Francesc Cornadó
Tú haces magia.
la falta de espalda le gusta al Sr. Lerín, sale parecido en Morcas en Mansa chatarra
Repensemos el ahorro....
Malas tierras..? aquella película
Parece que cundió la estancia en Pinar del Río
Sr. Lerín,
me ha impresionado y divertido la amalgama irreverente de vida y muerte que convive tan domésticamente en su escrito. Como dando un lugar en vida a las hazañas venideras de la Parca, ella siempre tan tenaz y corrosiva, necesaria. La rara elegancia de la imagen me encanta; hace extrañamente bella la crudeza natural de las cosas humanas. O así me sugirió. Compraré el libro, no hay otra. Gracias y cuídese la espalda.
¿no será Garrobillas de Aclonétar en Cáceres? en un hotel de 4 estrellas en el que pasé una noche tuve el honor de ser literalmente devorada por unas chinches antropófagas y que me provocaron un sarpullido inquietante durante varios dias...así que me creo tu historia
Publicar un comentario