Ojo Avizor
A F. Ferrer Lerín
Apud Arte y transformación
Jesús Martínez Clarà
Barcelona, Avatar ediciones, 2022
Páginas 260-265
Un escritor es un buen observador y eso no
sorprende a nadie. Su mirada se dirige a todo lo que se mueve, a lo fijo, al
detalle mínimo, al sudor discreto en el vello labial de una joven o a una
geografía.
Tras
la mirada atenta hay una experiencia intransferible, un gozo íntimo, luego se
trata de encontrar las palabras adecuadas para escribirlo. Francisco Ferrer
Lerin en su prosa y en su poesía ha demostrado con creces su capacidad de
convertir su mirada en palabras y eso, le ha llevado a tener una presencia
relevante en el exigente círculo de la literatura.
Desde
hace treinta años ha utilizado sus dotes de escritor para cruzar la frontera de
los géneros y se ha dirigido con total decisión hacia el territorio del arte,
así como, en su día, franqueó una distancia aun mayor, una barrera auténtica,
aquella que separaba la ciencia biológica de la palabra poética.
Mi
propósito no es otro que demostrar sin duda alguna que, en su escritura, en sus
dotes de observador y en su biografía ya se encuentran los fundamentos de un
arte de la mirada.
Toda
la literatura y la actitud vital de F.F.L está impregnada de las virtudes de lo
artístico. No lo digo solo por su interés por Guston, Jean-León Gérôme, Pep
Duran o Beuys sino como un verdadero escrutador de lo real, con ojo avizor está
siempre alerta, buscando indicios, rastros de todo tipo, interesado, atento,
expectante como un perro de caza acecha su presa. Así, se ve a sí mismo en su
Blog con un post de jueves 9 de diciembre de 2010: “Comencé a sentirme braco en
1986.Cabeza bien cincelada. Labios bien ajustados, bien pigmentados. Pelo
corto, raso, apretado, seco, duro al tacto, ruano. Cobrador. Eficaz en el
pantano.” Por si esto no fuera signo
suficiente de avizorismo activo hay que añadir la veloz habilidad del que gusta
seguir a los pájaros con prismáticos, una cualidad que se manifiesta también en
la rapidez convulsiva de su narrativa.
Creo
que sería interesante analizar toda la narrativa de FFL buscando esos rastros,
esos indicios de buen cazador de presas artísticas. Pues en ellos existe este
vínculo inevitable de cualidades literarias y visivas. A modo de muestra, he
querido ejemplificar sus cualidades en este breve fragmento de escritura, en
él, se encuentran los lemas claves para una visión artística: una alusión a la
luz del momento en el que transcurre la acción, una ubicación espacial, una
constatación del territorio, un balcón para ejercer el arte supremo de la
visión, un paisaje y un fondo. También hay direcciones descensos, planos
deprimidos, presencias verticales (torre) y una final alusión a un promontorio,
un nuevo observatorio. Es este:
“Voy a pasar aquí la noche. Me sitúo en
diagonal, cara al nordeste, sobre una faja de tierra apisonada que hace de
mirador. A mi izquierda el abismo, con las montañas aún con nieves en las
cumbres- de telón de fondo. Enfrente, la carretera descendiendo bruscamente
hacia la depresión media. A mi derecha, el puerto de Monrepós con sus
indicadores, una torre de comunicaciones telefónicas y un pequeño promontorio.”
Ver y Espiar.
El camino que ha escogido FFL le conduce,
irremediablemente: al arte de ver. Las
artes visuales exigen una actitud cercana al “voyerismo”. Hay mucha curiosidad
insatisfecha en el que mira artísticamente pero también en el que estudia los
pájaros, eso lo convierte en un nuevo maestro de la mirada y así, entre pájaros
y situaciones surge en la narrativa de FFL la figura del Mirón.
Es
sabido que el Mirón ejerce una acción sobre su presa visual, tanto si es un
alimoche o una mujer tras una persiana, tal como describe el autor. Quizá la
única diferencia sea el ir vestido o desnudo:
En el primer caso botas de campo, pantalón
amplio, el traje de tonos guerrilleros que permite el camuflaje y prismáticos
colgados del cuello. Luego, establecer la distancia precisa para el
avistamiento. Se puede decir leyendo a Ferrer Lerin sobre la cuestión que hay
dos tipos de mirada la que permite ver sin auxilio de ortopedias ópticas o la
inevitable aproximación prismática que intenta la aproximación a una realidad
distante.
En
el segundo, ni pantalones amplios ni chalecos, ni nada, tan solo un cuerpo
desnudo: “Un mirón mira desde detrás de una persiana. Mira a una mujer que se
halla en una habitación cuya ventana queda cerrada por una persiana. De
persiana a persiana. Cuando lleva varios meses mirando a la mujer descubre que
la mujer le mira. También ella es un mirón. El problema del narrador es hacer
absolutamente comprensible su narración. Aparatos ópticos: prismáticos,
catalejo con trípode. El lugar de trabajo del mirón: vivienda sin muebles,
excepto una cama y las sillas tras las ventanas; oscuridad y temperatura
adecuadas. El mirón va desnudo”. En los datos ciertos o inventados, nunca lo
sabremos, que maneja F F.L. en sus obras y en sus presentaciones públicas se
encuentran los de sus lances de amor , juego y espionaje.
En
cualquier caso, siempre con ojo avizor, ejerciendo esas tres artes de la vida
con atención y vigilancia. Actitud esta que le lleva a cultivar esos delicados
territorios en los que hay un riesgo potencial mayor, se accede de la mirada a
la acción. En ocasiones alrededor de una bombilla a media altura que da la luz
suficiente para enmarcar los bordes de una mesa redonda cubierta por un tapete
verde se desarrolla la ceremonia del azar inteligente, la mirada del jugador de
póquer exige ocultación y disimulo. De vez en cuando un rito sexual con
desbordantes escenas en las que el semen se confunde con la sangre. En ese
clima surge la figura máxima del hombre que mira: el espía.
Del
espionaje, el propio autor ha dado señales que parecen ir más allá de lo
literario. En algunas imágenes de FFL se ve un hombre que camina, otros lo
protegen, parecen acompañarlo, están vigilantes, sobre aviso, alertas, como si
algo pudiera pasar en cualquier momento. El protegido lleva un maletín rojo. En
otra ocasión narra el atentado de Carrero Blanco con la precisión del que ha
participado.
La
sensación de leer a un autor de acción y mirada se refuerza con una imagen que
guardo en la retina y que me causa profunda sensación de riesgo vital y
aventura cuando la recuerdo; es una foto de FFL de 1959 en la que se le ve a
los pies de un aeroplano Hispano Aviación HA 200 Saeta. Moderno, lustroso, con
el aspecto de un avión destinado a grandes proezas. Junto a la primera
evocación: volar como los pájaros que, deshecho por evidente, me aparece otra.
Me fascina esa fotografía por el carácter moderno de la imagen pienso en los
aviones del pintor futurista Tullio Crali lanzándose en picado sobre la ciudad,
pero sobre todo vuelve a aparecer alguien con el ansia observativa del que
avizora, del que vigila, ahora desde las alturas.
” Una azarosa circunstancia (y las buenas
artes de la doble agente N.C.B.) han permitido encontrar la base de operaciones
de la pareja de espías durante esos veintidós años: hangar para hidroaviones en
el puerto de Lubeca”
Arte Casual
FFL ha roto todos los límites, ha saltado
incluso las lindes que separan tradicionalmente la cultura de la vida, todo,
con él y en él, es literatura viva. Ese es un antiguo deseo de los mejores
artistas coetáneos convertir la vida en el escenario de toda creación. Él, lo
ha conseguido, ha hecho de la concreción de los paradigmas científicos un caos,
de la precisión un delirio, creando así un género literario en el que todo es
verosímil y falso a la vez. Es por eso que ha conseguido que la realidad misma
se vuelva artística ante sus ojos. Todo se expande y contamina con su
presencia.
“Ahora
sólo queda reconsiderar, reeducar nuestra mirada, ver simetría, composición,
cromatismo, armonía, en suma, en la distribución azarosa de estos vertidos,
reclamarlos para apreciar en todo su esplendor la margen del olivar, la acequia
hortelana, el sendero de la ermita dominguera o la orilla tortuosa del arroyo
de montaña”.
Con
ese espíritu, bajo el estandarte “avizorista” surge una nueva raza de
buscadores dispuestos a capturar emociones estéticas que se encuentran de modo
casual en cualquier rincón de la realidad.
El
4 septiembre de 2011 en la página 12-13 del suplemento Cultura´s de La
Vanguardia Francisco Ferrer Lerin publicó su manifiesto de Arte Casual. ¿Qué es
Arte Casual? El que se da en objetos o grupo de ellos, materiales sin vocación
artística, que por su ubicación, colocación o combinación producen en el
observador un placer visual sin haberlo pretendido el responsable de la
situación.2. Todo lo que es capaz de crear una “emoción estética” partiendo de
elementos no “naturales” pero no “pensados”, en su construcción y/o en su
colocación, con “mentalidad artística”. Características:1. Casualidad,
espontaneidad, involuntariedad de la Obra .2. Transitoriedad, temporalidad,
fugacidad del Hecho Artístico.3. a-dogmático, abierto, subjetivo, infinito,
impredecible, aleatorio.4. Popular, libre, democrático, público, comunitario.
Reflexiones
sobre el Arte Casual:1. No es sarcástico; no se burla (del arte actual).2. No es
revanchista; no venga una afrenta al arte.3. No es crítico.4. No es
iconoclasta.5. Sino que es deudor del arte último porque éste nos ha enseñado a
ver, a apreciar la descontextualización, las series, los nuevos agrupamientos
de objetos, los acotamientos del espacio, los empaquetamientos, los
apilamientos, el azar como fuente de placer estético.
El arte casual pretende recuperar esa edad
primera en la que se produce el alejamiento del suelo. Una edad inocente, en la
que todo consiste en avistar rastros, escudriñar la realidad, capturar indicios. Escribe: “Con la edad nos
alejamos del suelo, dejamos de escudriñar las marcas del terreno; rayas,
manchas, pequeñas miserias aplastadas que configuran una geografía que sólo se
aprovecha durante la infancia. Al erguirnos, al dejar de reptar, perdemos una
información preciosa; quizá la posibilidad de esta ausencia sea la causa del
miedo a transformarnos, algún día, en adultos”
Para que exista un auténtico arte casual es
muy importante, el regreso a esa edad de perplejidades y sorpresas. No debe
existir intencionalidad artística, sí, puede haber una motivación funcional que
lleva a alguien a cubrir unas balas de paja con plástico y neumáticos viejos o
a pintar una pared de colores sorprendentes para protegerla de humedades. Me
decía Paco un día:“lo cierto es que soy un tipo emocional y una mancha en la
pared, sea espontánea o fruto del Tapies de turno, me produce emoción estética,
placer. Y nada más, porque no hay nada más que decir “. Las manifestaciones de Arte Casual son
auténticos descubrimientos , impactos visuales en el receptor .
El arte contemporáneo liberado de la
obligación de representar la realidad desde las primeras vanguardias se ha
hecho muy mental y morfológico. La intención permite que Duchamp coja un dato
de la realidad: botellero o urinario y lo sacralice como obra de arte. Tan solo
por la intención tan solo por la elección. Así, la forma se ha ido haciendo
conceptual y compleja. Incluso ha llegado a desaparecer en aras de una ecología
objetual. La Bienal de Venecia de este año ha premiado al artista Tino Sehgal
un vendedor de momentos y situaciones a coleccionistas. Su trabajo no existe,
no deja huellas, ni rastros, pero se puede vender, la compra consiste en un
contrato oral, una vez concretado, el artista explica en la oreja del comprador
la idea de un trabajo del que se adquieren los derechos de producción y
presentación. Además, no son exclusivas, no son obras únicas.
Cuando un miembro del comando de las
guerrillas orníticas detecta y observa un buitre leonado es capaz de apreciar
su cualidad de ave, de ejercer sobre ella todas sus dotes apreciativas, queda
como una experiencia fugaz como la de Sehgal, la diferencia es que en ningún
momento se pregunta por la intención del autor de tamaña criatura, ni quien es
el ingeniero de tanta belleza. La respuesta sería compleja y el curioso podría
acabar estudiando teología, evolucionismo o metiéndose a Masón.
Los ornitólogos de campo practican el
"bird-watching”, convirtiendo a sus practicantes en fervorosos buscadores
de especies de aves que observan con sus prismáticos y anotan en sus libretas.
El primer logro del Arte Casual es hacer lo mismo y convertirlo todo en arte,
el arte no se encuentra distante como si estuviéramos viendo un cuadro, como
“Árabe y su Corcel” del paisajista Jean-León Gérôme, por citar un pintor del
gusto del escritor. El arte está en todas partes.
Otro
logro de Francisco Ferrer Lerin a través del Arte Casual es que convierte a la
gente en entusiastas mirones de la realidad, en candidatos potenciales para la
práctica de un Avizorismo ilustrado
ejerciendo las poderosas virtudes de la
atención y la concentración de la mirada que los llevará a ser adictos del arte
contemporáneo y sin apenas darse cuenta quedarán transformados.
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