lunes, 30 de mayo de 2022
viernes, 27 de mayo de 2022
martes, 17 de mayo de 2022
Acontecimientos formales
Acontecimientos formales
A
Pep Duran Esteva y a Francisco Ferrer Lerín
Apud Arte y
transformación
Jesús Martínez Clarà
Barcelona, Avatar
ediciones, 2022
Páginas 247-249
Pep Duran
Esteva es escultor, pintor, artista de “assemblage”, escenógrafo del arte
catalán, tal como Tadeus Kantor lo era del arte polaco. Su interés por la
arquitectura y el espacio tiene carácter escenográfico en el buen sentido de la
palabra, aunque su estrategia con el absurdo es muy diferente a la del genio
del teatro moderno.
Este
artista ha dialogado con un poeta y escritor de talento reconocido que gusta de
grandes desafíos. En este caso, la colaboración entre ambos ha dado pie a un
gran mural y otras intervenciones en la llamada “Capilla “del Museo de arte
contemporáneo de Barcelona.
Duran
Esteva utiliza la acumulación como estrategia caógena del absurdo, recuerdo
alguna instalación en la que aparecían barras de pan apiladas, cajas con
clavos, apilamientos de ropa blanca que parecían sudarios, entonces pensé que
era una estrategia material de superposiciones y apilamientos, pero ahora, ante
esta nueva propuesta acumulativa y visto este retablo laico no puedo
interpretarlo más que como una alegoría contemporánea de la oblación crística.
Pocos
escritores ven, en vida, escritas sus palabras en materia sólida, en hierro,
mármol o cerámica. Francisco Ferrer Lerin, sí lo ha visto. Sus textos escogidos
por Pep Duran Esteva para hacer su obra escultórica dicen:
I. Son raros los
lugares sagrados que no disponen de un monstruo apostado en la entrada; es el
doble aspecto del símbolo, la conclusión del gesto del rayo.
II. Hay un friso,
moral y saludable, como freno al bisonte, al recurso de carne y cuero, que cierra
el flujo: letras cáusticas que marcan el final del universo.
III. La sangre es la
vida, de hecho, el vehículo de la vida, de la vida de los metales y del
presagio de la lluvia.
Ante
tales propuestas, el discurso crítico queda deshecho, desnaturalizado, de la
herida producida por tal poderío analógico, no pueden brotan más que palabras
torpes o similares metáforas. Solo cabe hablar de la luz blanquecina que entra
por las ojivas góticas de una capilla laica, en el que la cultura ha instalado
un altar laico, con un retablo laico de color lechoso en él que las formas
dúctiles del barro se cuecen con la alta temperatura de la cerámica. Un
retablo, ajustado al espacio que lo acoge.
Dicho
sea, que en las piezas cerámicas de Duran Esteva me ha parecido ver algún
jamoncillo de pavo, junto a sombreros, granos de café, panes y otros indicios
alimenticios. No debe extrañarnos esa preocupación nutritiva que se convoca en
los espacios litúrgicos, pues en ellos no se da otra cosa que la ingesta del
cuerpo de Cristo y la bebida de su sangre.
Pienso en
el lugar que acoge la exposición y en cómo el laicismo y la desamortización han
convertido iglesias y conventos en lugares de ocio, cultura o manduca. En el
Ventorro San Pedro Abanto que está situado en el alfoz de Segovia y enclavado
en un cruce de caminos, en un lugar de máxima intensidad religiosa. La tierra
de San Juan de la Cruz, hasta el siglo XIX y desde 1486, se mantuvo el culto en
esta antigua Iglesia Mudéjar y Convento de San Juan de Requijada, tras lo que
se convirtió en parada y fonda de arrieros: hoy del artesonado cuelgan por
doquier, pringosos jamones.
Veo
también a Paolo Soleri en Roma visitando en abril del 2008 “Dives in Misericordia”,
la famosa iglesia diseñada por el arquitecto, también constructor del
Macba: Richard Meier. En ella la mezcla
de cemento y mármol dan la característica tonalidad blanquecina que el retablo
de Duran Esteva y el Macba ya poseen. Soleri es un arquitecto visionario que
intuye formas que nadie ha visto y las construye en su proyecto Arcosanti, una
ciudad experimental en el que misticismo y arqueo-ecología desarrollan una
ciudad en medio del desierto de Arizona.
En sus textos, Ferrer Lerin, menciona el
monstruo apostado en la entrada. Un grupo de placas cerámicas están pintadas
con los colores enrarecidos de lo cotidiano, de la vida vulgar, con los tonos
terrosos, ofuscados del mal de vivir que debe transustanciarse, transformarse
para alcanzar la blanca luz del espíritu. Una alegoría al cambio necesario que
se produce en el espacio en el que se convoca lo divino. De la cruda materia al
oro resplandeciente. En segunda estancia
la alusión al retablo como lugar salvífico que nos aparta de la bestia y la
condena. En tercera una directísima alusión a la sangre de cristo como
redención y vida.
Si me dejo de interpretar y tan solo miro, veo cuatro franjas de 15 elementos, un total de sesenta piezas cerámicas que crean un número, provocan repeticiones y ritmos en los objetos, a tres a dos, a cuatro forman el retablo laico junto a la pieza escrita. La estructura posterior no se esconde, el soporte oculto es tan importante como el que vemos al llegar. En este retablo, la complejidad y precisión del cálculo matemático convive con la atmósfera indeterminada de la fe.
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domingo, 15 de mayo de 2022
Ojo avizor
Ojo Avizor
A F. Ferrer Lerín
Apud Arte y transformación
Jesús Martínez Clarà
Barcelona, Avatar ediciones, 2022
Páginas 260-265
Un escritor es un buen observador y eso no
sorprende a nadie. Su mirada se dirige a todo lo que se mueve, a lo fijo, al
detalle mínimo, al sudor discreto en el vello labial de una joven o a una
geografía.
Tras
la mirada atenta hay una experiencia intransferible, un gozo íntimo, luego se
trata de encontrar las palabras adecuadas para escribirlo. Francisco Ferrer
Lerin en su prosa y en su poesía ha demostrado con creces su capacidad de
convertir su mirada en palabras y eso, le ha llevado a tener una presencia
relevante en el exigente círculo de la literatura.
Desde
hace treinta años ha utilizado sus dotes de escritor para cruzar la frontera de
los géneros y se ha dirigido con total decisión hacia el territorio del arte,
así como, en su día, franqueó una distancia aun mayor, una barrera auténtica,
aquella que separaba la ciencia biológica de la palabra poética.
Mi
propósito no es otro que demostrar sin duda alguna que, en su escritura, en sus
dotes de observador y en su biografía ya se encuentran los fundamentos de un
arte de la mirada.
Toda
la literatura y la actitud vital de F.F.L está impregnada de las virtudes de lo
artístico. No lo digo solo por su interés por Guston, Jean-León Gérôme, Pep
Duran o Beuys sino como un verdadero escrutador de lo real, con ojo avizor está
siempre alerta, buscando indicios, rastros de todo tipo, interesado, atento,
expectante como un perro de caza acecha su presa. Así, se ve a sí mismo en su
Blog con un post de jueves 9 de diciembre de 2010: “Comencé a sentirme braco en
1986.Cabeza bien cincelada. Labios bien ajustados, bien pigmentados. Pelo
corto, raso, apretado, seco, duro al tacto, ruano. Cobrador. Eficaz en el
pantano.” Por si esto no fuera signo
suficiente de avizorismo activo hay que añadir la veloz habilidad del que gusta
seguir a los pájaros con prismáticos, una cualidad que se manifiesta también en
la rapidez convulsiva de su narrativa.
Creo
que sería interesante analizar toda la narrativa de FFL buscando esos rastros,
esos indicios de buen cazador de presas artísticas. Pues en ellos existe este
vínculo inevitable de cualidades literarias y visivas. A modo de muestra, he
querido ejemplificar sus cualidades en este breve fragmento de escritura, en
él, se encuentran los lemas claves para una visión artística: una alusión a la
luz del momento en el que transcurre la acción, una ubicación espacial, una
constatación del territorio, un balcón para ejercer el arte supremo de la
visión, un paisaje y un fondo. También hay direcciones descensos, planos
deprimidos, presencias verticales (torre) y una final alusión a un promontorio,
un nuevo observatorio. Es este:
“Voy a pasar aquí la noche. Me sitúo en
diagonal, cara al nordeste, sobre una faja de tierra apisonada que hace de
mirador. A mi izquierda el abismo, con las montañas aún con nieves en las
cumbres- de telón de fondo. Enfrente, la carretera descendiendo bruscamente
hacia la depresión media. A mi derecha, el puerto de Monrepós con sus
indicadores, una torre de comunicaciones telefónicas y un pequeño promontorio.”
Ver y Espiar.
El camino que ha escogido FFL le conduce,
irremediablemente: al arte de ver. Las
artes visuales exigen una actitud cercana al “voyerismo”. Hay mucha curiosidad
insatisfecha en el que mira artísticamente pero también en el que estudia los
pájaros, eso lo convierte en un nuevo maestro de la mirada y así, entre pájaros
y situaciones surge en la narrativa de FFL la figura del Mirón.
Es
sabido que el Mirón ejerce una acción sobre su presa visual, tanto si es un
alimoche o una mujer tras una persiana, tal como describe el autor. Quizá la
única diferencia sea el ir vestido o desnudo:
En el primer caso botas de campo, pantalón
amplio, el traje de tonos guerrilleros que permite el camuflaje y prismáticos
colgados del cuello. Luego, establecer la distancia precisa para el
avistamiento. Se puede decir leyendo a Ferrer Lerin sobre la cuestión que hay
dos tipos de mirada la que permite ver sin auxilio de ortopedias ópticas o la
inevitable aproximación prismática que intenta la aproximación a una realidad
distante.
En
el segundo, ni pantalones amplios ni chalecos, ni nada, tan solo un cuerpo
desnudo: “Un mirón mira desde detrás de una persiana. Mira a una mujer que se
halla en una habitación cuya ventana queda cerrada por una persiana. De
persiana a persiana. Cuando lleva varios meses mirando a la mujer descubre que
la mujer le mira. También ella es un mirón. El problema del narrador es hacer
absolutamente comprensible su narración. Aparatos ópticos: prismáticos,
catalejo con trípode. El lugar de trabajo del mirón: vivienda sin muebles,
excepto una cama y las sillas tras las ventanas; oscuridad y temperatura
adecuadas. El mirón va desnudo”. En los datos ciertos o inventados, nunca lo
sabremos, que maneja F F.L. en sus obras y en sus presentaciones públicas se
encuentran los de sus lances de amor , juego y espionaje.
En
cualquier caso, siempre con ojo avizor, ejerciendo esas tres artes de la vida
con atención y vigilancia. Actitud esta que le lleva a cultivar esos delicados
territorios en los que hay un riesgo potencial mayor, se accede de la mirada a
la acción. En ocasiones alrededor de una bombilla a media altura que da la luz
suficiente para enmarcar los bordes de una mesa redonda cubierta por un tapete
verde se desarrolla la ceremonia del azar inteligente, la mirada del jugador de
póquer exige ocultación y disimulo. De vez en cuando un rito sexual con
desbordantes escenas en las que el semen se confunde con la sangre. En ese
clima surge la figura máxima del hombre que mira: el espía.
Del
espionaje, el propio autor ha dado señales que parecen ir más allá de lo
literario. En algunas imágenes de FFL se ve un hombre que camina, otros lo
protegen, parecen acompañarlo, están vigilantes, sobre aviso, alertas, como si
algo pudiera pasar en cualquier momento. El protegido lleva un maletín rojo. En
otra ocasión narra el atentado de Carrero Blanco con la precisión del que ha
participado.
La
sensación de leer a un autor de acción y mirada se refuerza con una imagen que
guardo en la retina y que me causa profunda sensación de riesgo vital y
aventura cuando la recuerdo; es una foto de FFL de 1959 en la que se le ve a
los pies de un aeroplano Hispano Aviación HA 200 Saeta. Moderno, lustroso, con
el aspecto de un avión destinado a grandes proezas. Junto a la primera
evocación: volar como los pájaros que, deshecho por evidente, me aparece otra.
Me fascina esa fotografía por el carácter moderno de la imagen pienso en los
aviones del pintor futurista Tullio Crali lanzándose en picado sobre la ciudad,
pero sobre todo vuelve a aparecer alguien con el ansia observativa del que
avizora, del que vigila, ahora desde las alturas.
” Una azarosa circunstancia (y las buenas
artes de la doble agente N.C.B.) han permitido encontrar la base de operaciones
de la pareja de espías durante esos veintidós años: hangar para hidroaviones en
el puerto de Lubeca”
Arte Casual
FFL ha roto todos los límites, ha saltado
incluso las lindes que separan tradicionalmente la cultura de la vida, todo,
con él y en él, es literatura viva. Ese es un antiguo deseo de los mejores
artistas coetáneos convertir la vida en el escenario de toda creación. Él, lo
ha conseguido, ha hecho de la concreción de los paradigmas científicos un caos,
de la precisión un delirio, creando así un género literario en el que todo es
verosímil y falso a la vez. Es por eso que ha conseguido que la realidad misma
se vuelva artística ante sus ojos. Todo se expande y contamina con su
presencia.
“Ahora
sólo queda reconsiderar, reeducar nuestra mirada, ver simetría, composición,
cromatismo, armonía, en suma, en la distribución azarosa de estos vertidos,
reclamarlos para apreciar en todo su esplendor la margen del olivar, la acequia
hortelana, el sendero de la ermita dominguera o la orilla tortuosa del arroyo
de montaña”.
Con
ese espíritu, bajo el estandarte “avizorista” surge una nueva raza de
buscadores dispuestos a capturar emociones estéticas que se encuentran de modo
casual en cualquier rincón de la realidad.
El
4 septiembre de 2011 en la página 12-13 del suplemento Cultura´s de La
Vanguardia Francisco Ferrer Lerin publicó su manifiesto de Arte Casual. ¿Qué es
Arte Casual? El que se da en objetos o grupo de ellos, materiales sin vocación
artística, que por su ubicación, colocación o combinación producen en el
observador un placer visual sin haberlo pretendido el responsable de la
situación.2. Todo lo que es capaz de crear una “emoción estética” partiendo de
elementos no “naturales” pero no “pensados”, en su construcción y/o en su
colocación, con “mentalidad artística”. Características:1. Casualidad,
espontaneidad, involuntariedad de la Obra .2. Transitoriedad, temporalidad,
fugacidad del Hecho Artístico.3. a-dogmático, abierto, subjetivo, infinito,
impredecible, aleatorio.4. Popular, libre, democrático, público, comunitario.
Reflexiones
sobre el Arte Casual:1. No es sarcástico; no se burla (del arte actual).2. No es
revanchista; no venga una afrenta al arte.3. No es crítico.4. No es
iconoclasta.5. Sino que es deudor del arte último porque éste nos ha enseñado a
ver, a apreciar la descontextualización, las series, los nuevos agrupamientos
de objetos, los acotamientos del espacio, los empaquetamientos, los
apilamientos, el azar como fuente de placer estético.
El arte casual pretende recuperar esa edad
primera en la que se produce el alejamiento del suelo. Una edad inocente, en la
que todo consiste en avistar rastros, escudriñar la realidad, capturar indicios. Escribe: “Con la edad nos
alejamos del suelo, dejamos de escudriñar las marcas del terreno; rayas,
manchas, pequeñas miserias aplastadas que configuran una geografía que sólo se
aprovecha durante la infancia. Al erguirnos, al dejar de reptar, perdemos una
información preciosa; quizá la posibilidad de esta ausencia sea la causa del
miedo a transformarnos, algún día, en adultos”
Para que exista un auténtico arte casual es
muy importante, el regreso a esa edad de perplejidades y sorpresas. No debe
existir intencionalidad artística, sí, puede haber una motivación funcional que
lleva a alguien a cubrir unas balas de paja con plástico y neumáticos viejos o
a pintar una pared de colores sorprendentes para protegerla de humedades. Me
decía Paco un día:“lo cierto es que soy un tipo emocional y una mancha en la
pared, sea espontánea o fruto del Tapies de turno, me produce emoción estética,
placer. Y nada más, porque no hay nada más que decir “. Las manifestaciones de Arte Casual son
auténticos descubrimientos , impactos visuales en el receptor .
El arte contemporáneo liberado de la
obligación de representar la realidad desde las primeras vanguardias se ha
hecho muy mental y morfológico. La intención permite que Duchamp coja un dato
de la realidad: botellero o urinario y lo sacralice como obra de arte. Tan solo
por la intención tan solo por la elección. Así, la forma se ha ido haciendo
conceptual y compleja. Incluso ha llegado a desaparecer en aras de una ecología
objetual. La Bienal de Venecia de este año ha premiado al artista Tino Sehgal
un vendedor de momentos y situaciones a coleccionistas. Su trabajo no existe,
no deja huellas, ni rastros, pero se puede vender, la compra consiste en un
contrato oral, una vez concretado, el artista explica en la oreja del comprador
la idea de un trabajo del que se adquieren los derechos de producción y
presentación. Además, no son exclusivas, no son obras únicas.
Cuando un miembro del comando de las
guerrillas orníticas detecta y observa un buitre leonado es capaz de apreciar
su cualidad de ave, de ejercer sobre ella todas sus dotes apreciativas, queda
como una experiencia fugaz como la de Sehgal, la diferencia es que en ningún
momento se pregunta por la intención del autor de tamaña criatura, ni quien es
el ingeniero de tanta belleza. La respuesta sería compleja y el curioso podría
acabar estudiando teología, evolucionismo o metiéndose a Masón.
Los ornitólogos de campo practican el
"bird-watching”, convirtiendo a sus practicantes en fervorosos buscadores
de especies de aves que observan con sus prismáticos y anotan en sus libretas.
El primer logro del Arte Casual es hacer lo mismo y convertirlo todo en arte,
el arte no se encuentra distante como si estuviéramos viendo un cuadro, como
“Árabe y su Corcel” del paisajista Jean-León Gérôme, por citar un pintor del
gusto del escritor. El arte está en todas partes.
Otro
logro de Francisco Ferrer Lerin a través del Arte Casual es que convierte a la
gente en entusiastas mirones de la realidad, en candidatos potenciales para la
práctica de un Avizorismo ilustrado
ejerciendo las poderosas virtudes de la
atención y la concentración de la mirada que los llevará a ser adictos del arte
contemporáneo y sin apenas darse cuenta quedarán transformados.
sábado, 14 de mayo de 2022
Bibliofilia 21
Se ha puesto a la venta en internet un ejemplar de mi libro "Cónsul" con el nombre del destinatario de la dedicatoria tapado. Ese día, 01.03.11, presenté "Familias como la mía" en la librería Laie de Barcelona y debí firmar también otros títulos. Resulta dramático no entender lo que escribí.
miércoles, 11 de mayo de 2022
PAPUR Reseña 1
Francisco Ferrer Lerín.
Papur
Ed. Días contados
(El país jíbaro)
Con un desopilante epílogo de Félix de Azúa: “El rey de la Péñola jacetana”, una reseña que hiciera en 2008 por la aparición de Papur en Eclipsados, se cierra este hermoso volumen, reeditado catorce años después por la editorial barcelonesa Días contados, a la que se suma la ponencia “Jornada laboral de un poeta barcelonés”. Esto demuestra además, el creciente interés en la figura subversiva de Ferrer Lerín que vuelve a sorprender a sus lectores con esta muestra descarnada de literatura liminar.
Si bien es cierto que la lírica leriniana posee una serie de marcas propias, también lo es, que las principales líneas argumentales de su poesía, (ese país extraño), se extienden a su narrativa, porque son temas concomitantes, latentes a una y otra parte del país Lerín. Así sucede en Papur, que se divide en cinco partes, si contamos los tres guiones finales, que son fundamentales en la más íntima cosmovisión leriniana. El primer guion es Die rabe, que después sería Níquel y, finalmente, se convertiría en Familias como la mía en su aparición definitiva.
El autor agrupa en torno a una estructura pentagonal, (nada es fortuito en Lerín), desde donde se erige el edificio Papur, a saber: Bibliofilias, que habla del mundo de la admiración libresca. El segundo será Facsímiles, donde se ve el tema de la copia y del original. El tercer lado de esta figura geométrica le corresponde a Series, que precisamente, son serializaciones de eventos o fenómenos, y el cuarto, Varios en donde agrupa lo que no casa en el resto y procede de otros libros ya éditos de Lerín. El resultado del conjunto narrativo recuerda a los centones medievales, tan del gusto del autor. Lo que define a estos escritos, a diferencia de la lírica leriniana, es que tienen una marcada tendencia narrativa, algo que no sucedía en su poesía, que se movía entre los lábiles límites entre un género y otro. Sin embargo, lo que caracteriza su narrativa, desde la novela Familias hasta la muestra recogida en Mansa Chatarra, o la que recoge Besos humanos, es que se agrupan desde diferentes puntos de vista, según los recopiladores y antólogos de su recursiva obra, que tratan de explicar la poliédrica visión de la literatura feroz de Lerín, desde la onirocrisia, desde el punto de vista más eminentemente narrativo, o desde la enunciación de un nuevo y antiguo caso remozado en manos de Lerín.
Papur se puede describir como un experimento. Aquí no hay ningún recopilador externo de la obra de nuestro autor, aquí, es el propio escritor el que recoge y recompone a Lerínlui meme, quizá sea una recopilación de un autor que antologa su propia obra, (¿no es la literatura, en definitiva, una antología de cada uno?), por lo que ha leído de sí mismo, por lo que le han contado y él ha entendido ser. Porque, una de las características centrales de su obra total, es la imperiosa necesidad de desaparecer en lo escrito, no dejar marcas autoriales, como si no dejase un rastro detrás de su composición escritural. Algo que me recuerda a la última escena de Sed de mal, donde no se sabe con exactitud quién es el reflejo del personaje, quién es el autor y quién el protagonista de la película.
No es fácil desentrañar en la narrativa leriniana esas tres focalizaciones: autor, protagonista y personaje.
En ese término, Lerín emprende el camino de búsqueda hacia su propia escritura disruptiva. Se puede asignar el término de literatura anfibia. Literatura en dos territorios, como el anfibio entra y sale del agua: para los peces, es un intruso, para los animales terrestres, es un arribista, a medio camino entre lo vertebrado y lo invertebrado. Así la siempre espejeante literatura leriniana.
Su escritura, a veces, se acerca a la fría taxonomía científica, tan deudora su prosa con esta modalidad objetiva en su narrativa. No obstante, su literatura, rara vez se deja taxonomizar. Simplemente, se puede decir que nace de la palabra, de la precisión etimológica, de un sintagma excepcional, del étimo y su significado, que en las obras de Lerín, discurren desde la olvidada acepción medieval, hasta la reutilización léxica que se puede ver en sus textos, palabras y expresiones como: “cuca de verí”, o “arrendajo”. Aspectos relacionados con el componente fónico del lenguaje, todo un semantema aparentemente sin significado, pero altamente significativo en la nomenclatura literaria de nuestro autor, que ha construido, con el paso del tiempo, un territorio con un lenguaje propio. Le ha otorgado a la literatura la valencia de lo científico, la precisión del lenguaje de las diferentes ciencias en las que su escritura se basa: medicina, odontología, biología, botánica, ornitología o la herpetología. Así las cosas, no pueden más que cristalizar en una literatura necesariamente alterna, diferente. Excepcional.
Hay algo que tiene que ver en Lerín con la mejor literatura, emparentado con Swift en la jibarización de los elementos que participan en su obra. Es la suya, una muestra de literatura adaptada a una circunstancia fragmentaria, a un impulso totalizador que quiere resolver el mundo, no ya explicarlo, con la aquiescencia propia de quien lo ha impugnado y lo reproduce para saber qué es. La intención de su literatura es sustituir el mundo conocido, incluso la labor del escritor se esconde en la letanía que reproduce incesantemente en su narrativa, la música leriniana, aún por ser tratada por parte de la crítica, descubridor de un canto que tiene en la enunciación del significado prístino su marca de agua.
Abre Papur con el elemento hebreo, el Proemio, la precisión de la plegaria, el tono de representación de la realidad que esconde un canto único se trasvasa a la literatura judía, y por ende, al quehacer amanuense de Lerín, artesano de un arte casi en desuso, calígrafo que interpreta su propia partitura. Al fin y al cabo no están sus textos muy alejados de la literatura salmódica y sapiencial del Antiguo Testamento. Procede este texto de un documento del Archivo de Jaca donde se dan cuenta de los habitantes judíos de la localidad en donde habita Lerín:
«El rabí BonaffosAbanbrom, hijo de Barsalay, ya fallecido; […] BonaffosAbanbrom, hijo de Sento, ya fallecido; […] SentoPapur y BarnuchCarffari, hijo de Jehuda, ya fallecido; JehudaCarffari y Sento Alcalá y JehudaAlmonasím, hijo de Azerian, ya fallecido;»
Donde los nombres de los habitantes de la aljama de Jaca, así como la frase final, actúan como leitmotiv, tan cercano a la propia literatura hebraica y medieval, casi como un verso inusitado que Lerín encuentra de forma inesperada. El componente cultural hebraico siempre ha estado muy presente en la obra leriniana, heredero, de alguna manera, de la cultura judía, descendiente él mismo de una antigua familia de origen judío, emigrados a Francia en época medieval y vuelta, más adelante, a España en el siglo XVIII, entrando por Bielsa, en Huesca, cerca de donde el autor vive, en Jaca, y donde las comunidades judías crearon en el barrio de Gerundiella, una de las aljamas más importantes del alto Aragón. Esta entrada, que el autor copia directamente y trasvasa en significados y en nuevas implicaciones socio-culturales, está datada el 15 de enero de 1475.
Este primer texto nos da la nota del libro, y particularmente de la serie Bibliofilias, que viene a continuación, donde Lerín rastrea metódicamente en libros antiguos que detalla en los diferentes textos, una serie de 17 Bibliofilias. La primera de ellas tiene como correlato real o apoyatura el volumen V de las Obras escogidas de Metastasio, y es donde se produce una de las influencias más claras del maestro Borges. La utilización de la biblioteca borgiana, así como Lerín nos está construyendo y mostrando la suya particular. El rastro de su labor filológica. De la mezcla espejeante del elemento intrahistórico y la actualización, a modo de revelación, compone la extrañeza de este texto:
“Sé que en el mes de agosto de 1986 alguien leerá por fin esta nota y que en esos días una dolorosa pérdida anegará su alma”.
Muchas de los relatos están basados en pequeñas anécdotas que no forman parte de los grandes relatos de la Historia, son menudeces, inconsistencias, muchos no dudarían en considerarlos pequeños capítulos de la gran narrativa occidental, pero Lerín pasea por un lugar que se comunica mediante la palabra, ese “argumento débil” del que tantas veces se nutre su narrativa. Una literatura aparentemente improvisada, que viene a demostrar que el olvido humano es parte fundamental del ser. Escribir lo que no se ha escrito. Contar lo que a nadie importa. Eso es Papur, que procede de aquel judío olvidado de la aljama de Jaca: SentoPapur. En “Bibliofilias 2”, vuelve a tratar a un personaje histórico Jorge Luis Leclerc, (1707-1788), en cuyo libro, Historia natural, hallado en copia traducida por el escritor ilustrado Don José Clavijo, encuentra el autor una nota al margen :
«Son muchos los animales como los de la estampa que comimos en la misión de San Luis y todos eran llamados Rubios[…]».
Personajes semianónimos, una galería de difuntos y olvidados. Declaraciones extremas, confesiones en el límite, como un forense metódico de los libros,
«yo lo hice yo yoyoyo y yo pero nunca sabrán quién ha sido», reza la inscripción encontrada en un viejo Libro de cantar de misa. En “Bibliofilia 3”.
En la sección Facsímiles nos adelanta Lerín su pasión por la copia, por el intruso, por el otro que parece, pero no es, y acaba pareciéndose mucho, aunque definitivamente el original se pierda, y solo quede lo copiado, como aquel médico aragonés, Juan Valero Tabar, que llegó a fabricar unas figuras para experimentar sobre ellas los remedios a las dolencias del siglo XVI, figuras que causaron estupor en el mundo médico del quinientos europeo.
Figuras de tanta realidad que podían moverse, pues estaban hechas de seda.
O la sección en la que se refiere a esa serie de culto de los 90, Seinfeld, donde unos de sus personajes visita una oficina y se queda a trabajar en ella, tomando las formas asimiladas propias de un oficina cualquiera, hasta que tiene una reunión con el jefe, que le dice que sus resultados no son buenos. Esta copia también puede hacer referencia a las palabras, cómo estas están vivas y también toman actitudes que se disfrazan de diferentes realidades para parecerse a otras en un intento, así le sucede a arrendajo, que pertenece a la familia semántica de imitar, incluso de alquilar, que hace referencia al pájaro Garrulus glandarius, arrendajo.
Se mueve Lerín entre la influencia de DeQuincey, entre el humor y lo ridículo, como aquellas muertes y asesinatos que ocurrían entre la grandeza y la torpeza que relataba el británico. Así asistimos a un proceso de miniaturización del fenómeno literario, el autor se convierte en un soldadito de plomo, se hace párvulo y se integra en el ejército, así como Cortázar llegó a convertirse en un axolotl mediante la contemplación del animal en un zoo.
En ese empeño de miniaturizar la literatura, (porque hay un proceso de empequeñecimiento de lo literario que traspasa los límites de lo lírico, aunque se encuentran por doquier, así como una superación de la cuentística tradicional y de lo narrativo en Lerín), encontramos “Hazañas bélicas”, donde el autor nos propone una batalla en miniatura, donde los personajes de plomo, se convierten también en personajes de un relato que hace pequeño el enfrentamiento. Lo que puede parecer un sueño, se convierte así en algo real, y después, en un texto escrito donde se describe la mínima corpulencia de los soldados que combaten hasta altas horas de la noche, en la conciencia semidormida del personaje que los sueña, elemento recursivo, que se va desplegando a partir de un incidente aparentemente banal, nimio. Un reflejo del demiurgo ya visto en Pirandello, en Unamuno o en Borges. “La historia de los dos que soñaron”, “La casa de Asterión”.
[…]«fascinado por la vida propia de los minúsculos individuos, infantes ejemplares, disciplinados donceles. A partir de los soldaditos de plomo una viva inteligencia creaba humanos reducidos aunque solo para ese fin, para la guerra.»
Así el sueño se convierte en realidad, la duermevela en vigilia y el plomo de la tropa, en carne y hueso. Este es el viaje que emprende Lerín en su narrativa, convertir en real lo imaginado. Esto conecta a Lerín con Levrero, en aquel cuento en donde un mechero desmontado se convertía en un aparato enorme, imposible de volver a poner dentro del mecanismo del cual había surgido. Así la literatura, se comporta a veces como ese aparato desmontado que es imposible volver a armar. Ya se puede ver en Facsímiles una introducción a la serialización de su literatura en el relato Museo, donde se escribe lo que posee el Museo de Antropología médico-forense:
«-Colección de cráneos medievales (21 vitrinas). - Sección de Paleopatología. Con 4 vitrinas donde se exponen huesos con lesiones variadas […]. Cráneos pertenecientes a individuos asesinados y algunos a asesinos históricos como Tulisán Mateo Yunga. […]» O la historia sobre el ruido en la cabeza, correlato verídico del autor, que ha confesado en diferentes ocasiones, haber padecido ese ruido en la cabeza que lo hizo convertirse en poeta, tema sobre el que este texto se construye con ligeras variaciones. Lerín, así, se basa en su vivencia para borrar la marca de sí mismo, cambiar el nombre y miniaturizarse en un facsímil de sí mismo.
«TrucBalánMamarretí tiene, durante la infancia, un ruido en la cabeza. A los siete años, a raíz de una crisis de fe, el ruido muta a sacrílega cantinela, se mantiene así durante tres semanas y de golpe desaparece.»
En “Programa Visitors” se expone un proyecto de antropología futura, en el cual se pueden visitar las casas ajenas, forma artística y mercantil, que sustituye a la vieja costumbre burguesa de “enseñar la casa”. Los visitantes pueden visitar una casa desconocida y los habitantes de la misma seguirán haciendo sus tareas diarias mientras los visitan, en diferentes horarios y en diferentes actividades. Actividad que se verá remunerada por las molestias de las visitas.
«Clientes, turistas en general (extranjeros de otras comunidades autónomas), antropólogos, etnólogos, publicistas, cineastas, gente curiosa, publicistas.»
Todo para ver la copia de una vida auténtica, reflejada en un idealismo burgués que no existe, que se ve adulterado por el pago o por el placer altoburgués de poder enseñar tu hogar a una serie de desconocidos, y ser puesto como modelo a seguir, en una sociedad cada vez más serializada. La ostentación como negocio.
En la sección Series se reproducen tres textos con la apariencia de informe sobre la sobrepoblación animal, a saber: las palomas, donde además se ofrece una memoria de actuaciones sobre su erradicación en una ciudad y los métodos utilizados para ello. (Vemos así las formas exogámicas a lo narrativo que usa Ferrer Lerín en su literatura). Los cadáveres de las palomas sirven como carroña para otras aves de la cadena trófica. El segundo texto trata la sobrepoblación de perros vagabundos y su exterminio metódico en diferentes localidades. el tercero es un informe sobre la vuelta del buitre leonado en la Peña Oroel de la ciudad de Jaca. La contemplación del vuelo de estas aves ocupa buena parte y ciertos textos antológicos de Ferrer Lerín como escritor.
«16:33 horas. 2 ejemplares, también aleteando, procedentes del sur – sierras exteriores del prepirineo - , aún son capaces de llegar al extremo suroeste del macizo rocoso. »
Esta literatura de informe, a medio camino entre el apunte ornitológico, la descripción detallada del entorno, del vuelo de las aves, es una mezcla entre lo científico y lo literario que recuerda a las descripciones de Ramón y Cajal en sus estudios científicos. Y cuyos dibujos podrían ser considerados como piezas del arte abstracto de principios del siglo XX, dentro del arte cinético de Vasarely o de la más pura creación artística.
«18:45 horas. El sol ya no da tampoco en las cumbres. Las paredes de la buitrera han tomado un sombrío color gris. Ha bajado de golpe la temperatura. Parece que el cielo está vacío. Nadie intenta acercarse ya a esta hora. Algunos dormirán a mitad del camino y a la mañana reemprenderán el vuelo para llegar al muladar antes de que se agote la carroña. Me voy. Esta noche en la peña Oroel, dormirán un mínimo de 200 buitres leonados.»
El hecho de que esta muestra de apunte ornítico, se convierte en literatura, es similar a cómo Duchamp convirtió un urinario en arte, por obra y gracia de la descontextualización y la emancipación consciente del objeto artístico. Lerín hace lo propio con este tipo de actuación narrativa.
En la cuarta sección Varios, se introducen una serie de textos donde se explican los orígenes de ciertas palabras que interesan al autor. Explicación semántica y lexicológica, que es otra de las grandes fuentes de información para ciertos textos lerinianos, los diccionarios, las palabras, la actualización semántica, que discurre pareja a ciertos textos aparecidos en los textos poéticos. En este caso se explican las palabras tégula, así como los topónimos con esta palabra y sus derivadas en paremiología; yegua, hipómanes, hipomanía, así como los derivados de cuervo y de las variedades de esta especie: graja, grajilla, chova, urraca.
La quinta parte de este volumen lo formarían los tres guiones con dibujos del autor para ciertos proyectos cinematográficos que no llegaron a realizarse, pero que poseen una enorme fuerza explicativa de proyectos posteriores como hemos apuntado anteriormente.
Die rabe ,Proyecto ZX y Se describe una vida extraña
Los tres adoptan una forma breve, entre la descripción, la secuencia, una literatura secuenciada, a veces un informe, una descripción de un ambiente que recorre los lugares en los que se va a desarrollar su novela Familias como la mía. Literatura de alto voltaje.
Este volumen, de nuevo, no va a dejar indiferente a nadie. La literatura caníbal de Lerín los aguarda.
J. Fabrellas
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domingo, 8 de mayo de 2022
viernes, 6 de mayo de 2022
PAPUR
PAPUR
Francisco Ferrer Lerín
Prefacio del autor (2022)
Epílogo (Reseña de la 1ª edición, de 2008): Félix de Azúa
Editorial Días Contados
Barcelona, 2022
martes, 3 de mayo de 2022
Reedición de PAPUR
Martes 3 de mayo de 2022. Llegan a Jaca los primeros ejemplares de la reedición de PAPUR que ha llevado a cabo el sello barcelonés Días Contados.