Quizá el detonante del sueño de esta noche haya sido otro
sueño, aquel en el que una mujer entrelazaba sus piernas con las mías yendo de
pasajeros en un automóvil. Del sueño de esta noche sólo conservo el final, como
si el resto careciera de interés o al no tener relación con el primer sueño
hubiera sido eliminado por las neuronas encargadas de estos menesteres.
Así que recupero el texto, "De viaje", que escribí
en aquella ocasión (23.09.13) para, a continuación, describir el sueño de esta
noche (23.05.20).
De viaje
Debió de impresionarle lo
bien que montaba y desmontaba la grapadora porque en seguida enlazó sus piernas
con las mías. Íbamos en el 180,
en el asiento trasero, echados, y tapados con una manta color café. El coche
circulaba marcha atrás por un túnel ferroviario. No sé quién era el tipo que
conducía y de las tres bulliciosas mujeres sentadas en el asiento del copiloto
luego se dijo que eran portuguesas. De cintura para
arriba, mi compañera recordaba a Le Coq Sportif.
El sueño de hoy, que
indudablemente ha podido surgir gracias al de 2013, recrea la situación vivida
por mí una noche de agosto de 1956 en el pueblo barcelonés de Sardañola cuando
parte de la colonia veraniega se reunía ante un televisor. Intentaba entonces
un acercamiento a la persona que estaba a mi lado, a mi derecha, colocando mi
mano sobre la suya, y ahora, en este sueño, se repite esa situación, pero en el
interior de un coche, en el asiento trasero. Una persona que en 1956 era una
niña de doce años, yo tenía catorce, y esta noche ha sido una niña quizá de
doce años (¿la misma?), sin conocerse qué edad era la mía. Mas la diferencia
radica en su respuesta, entonces, pasiva, y ahora activa, cogiendo mi mano e introduciéndola bajo la manta que
cubre sus piernas. Y otra cosa, hoy, ahora, esa mano femenina lleva guantes,
color gris azulado, suaves, acolchados, calientes. Y otra cosa más, esos guantes,
esas manos, no son de mi hija Laura, brillante abogado con bufete propio en la
ciudad de Mamou, en Guinea Conakri.
1 comentario:
"Debió de impresionarle lo bien que montaba y desmontaba la grapadora porque en seguida enlazó sus piernas con las mías".
Esto sí es impresionante. Asociaciones cinéticas y carnales. De ahí venimos... (y sabemos adónde vamos).
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