Separata del número CLXXVI de Papeles de Son Armadans (1970),
adquirida en la librería Ripoll de
Palma de Mallorca.
4 comentarios:
Anónimo
dijo...
EL MONSTRUO (1963)
...Su hocico se convirtió tajantemente en una mano y deseé ser acariciado. Extraje del bolsillo un bombón brillante y dudé entre comérmelo y entregárselo. Hice lo primero pero había perdido el gusto. Vi colgadas del cielo cientos de maletas. Y comprendí que se estaba acabando el verano y que pronto habría que partir. Hablé por teléfono y la voz no correspondió a nada. Vi al monstruo hendiendo el tiempo con su pata mediana. Y me di cuenta de que había concluido por ahora la posibilidad de soñar. ((Lo supe también porque se me apareció un campo de yuyos y por el sabor astringente que mi garganta volvía a exhalar)).
Máxima: Ante los monstruos no cabe más que aprender. Nada más.
¿Son los escitores monstruos individualistas y solitarios convictos (y a veces confesos) que todo lo absorben vorazmente como los agujeros negros? La dedicatoria de Cela a su primera esposa en una de sus novelas podría respondernos: Para... sin cuya ausencia jamás hubiera podido acabar esta obra".
4 comentarios:
EL MONSTRUO (1963)
...Su hocico se convirtió tajantemente en una mano y deseé ser acariciado. Extraje del bolsillo un bombón brillante y dudé entre comérmelo y entregárselo. Hice lo primero pero había perdido el gusto. Vi colgadas del cielo cientos de maletas. Y comprendí que se estaba acabando el verano y que pronto habría que partir. Hablé por teléfono y la voz no correspondió a nada. Vi al monstruo hendiendo el tiempo con su pata mediana. Y me di cuenta de que había concluido por ahora la posibilidad de soñar. ((Lo supe también porque se me apareció un campo de yuyos y por el sabor astringente que mi garganta volvía a exhalar)).
Máxima: Ante los monstruos no cabe más que aprender. Nada más.
Que gran revista Papeles de Son Armadans. Gracias a Camilo José Cela.
¿Son los escitores monstruos individualistas y solitarios convictos (y a veces confesos) que todo lo absorben vorazmente como los agujeros negros? La dedicatoria de Cela a su primera esposa en una de sus novelas podría respondernos: Para... sin cuya ausencia jamás hubiera podido acabar esta obra".
¡Una joya de la Gran Teratología!
Incluido como primer texto en la onírica antología Chatarra.
"¡Oí gritar FENK FENK!
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