En esta casa, que entonces formaba parte de la Ciudad
Universitaria, escondí los tres cuerpos. Celia Platto conocía mi pertenencia a BARDO, Soberbio Alce mis discutibles lances amorosos, Freno Cómico los
chanchullos en lo de la lotería. Ahí quedaron, a salvo de curiosos, hasta que
algo o alguien arrebató la imagen de lo más profundo de mis sueños. Cortell
Olcina se encargó de fotografiarla.
sábado, 7 de septiembre de 2013
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9 comentarios:
Los muros sobrepasan el frontón y esto hace imposible la colocación de las correspondientes acróteras. Mampostería concertada de muy correcta fractura.
Salud
Desde hace un tiempo sus argumentos giran en torno a los sueños, como si esa fuera la principal o única inspiración.
queda siempre después de leer tus historias un regusto a fracaso al no poder comprenderlas del todo.
Qué chulo. Recuerdo que en la peli "Until the end of the world", de Wim Wenders, un científico inventa una máquina para visualizar los sueños (es decir, para que otros puedan visualizar los sueños de uno, o viceversa).
En mi caso sólo se arrebató del sueño la imagen (estática) de la casa. Hacer la foto no fue difícil para un especialista como Cortell Olcina.
Los sueños son traidores. Una noche, mientras soñaba en voz alta, desvelé todas las tropelías de mi infame vida: depravaciones, maniobras deshonestas, fraudes, infidelidades, y -quizá lo más delicado- un crimen del pasado que, aunque atroz, fue estrictamente necesario. Al despertar, lo primero que escuché fue la voz nerviosa de Marisa hablando por teléfono con la Policía. Por suerte, era un sueño dentro de otro, y solo al despertar del segundo caí en la cuenta de que, además de haber roto con Marisa hace ya meses, soy un ser angelical y jamás he roto un plato.
Preciosa fotografía.
Se adivina la presencia -algo en la sombra- de capado Panarra entre los matorrales, fiel ayudante en el traslado de cuerpos.
¡Panarra..! ¡Qué recuerdos!
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