miércoles, 26 de marzo de 2008

Un viaje por la Provincia de Jaén

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Conejos. Una aparente recuperación de las poblaciones de este lagomorfo ha traído consigo el aumento del número de parejas reproductoras de Búho real –Bubo bubo- que, de noche, se oye ulular en el olivar donde incluso puede nidificar en las madrigueras excavadas por su presa.

Gallina en leche. Masa de almendras machacadas, azúcar y huevo, cocida a fuego lento y luego horneada como una tarta. Probada en Porcuna, en casa del periodista Manuel Ruiz de Adana Castro. Elaborada por su mujer Merce Santiago Obeso.

Luceras estrelladas. Quizá los baños árabes mejor conservados de España sean los de la ciudad de Jaén. La luz, que entra por luceras estrelladas, es determinante en la recreación de una peculiar atmósfera.

Mechinales. En algunas edificaciones aún se mantienen las oquedades cuadradas destinadas a introducir los palos del andamiaje por si fuera necesario acometer alguna obra exterior. Estos agujeros, los mechinales, son utilizados por el ave rapaz diurna más pequeña de nuestra fauna, la Primilla –Falco naumanni-, una escasa especie estival que adorna con sus vuelos y gritos los cielos jiennenses.

Sillería. Ocultos por la oscuridad y el oscurantismo pero al alcance de los golosos dedos ahí están las figuras eróticas labradas bajo los reposabrazos de la sillería del coro de la catedral de Jaén.

Tierras calmas. Nombre local de los campos de cereal en la comarca de La Campiña, un agroecosistema en declive ante el avance incontrolado del olivar, que permite el establecimiento de pequeñas colonias de Atahorma –Circus pygargus-, ave rapaz que llega en marzo procedente de sus cuarteles de invierno subsaharianos y que construye sus nidos en la espesura de herbazales y sembrados. Un espectáculo único es el atardecer en las tierras calmas que rodean cierta edificación templaria del sudoeste de la provincia de Jaén: las primillas girando en torno al torreón y las atahormas persiguiéndose a ras del trigal encajonado entre olivares.

Violetes. Curiosa designación de unas empanadillas. Se trata de un pastelillo de pan de oblea relleno por tres tipos de carne picada: ternera, cerdo y pollo. Al menos esta es la fórmula original, la que se vanaglorian de mantener en el Casino de Porcuna.

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