jueves, 10 de julio de 2025

Augurios

 

Esa entidad bancaria de tanto renombre me invita a escribir un texto breve para el librito de relatos que piensa regalar a sus clientes principles en el próximo San Valentín. Busco pues material, inédito en papel, en mis almacenes virtuales -blog personal, blog de El Boomeran(g), Facebook- y así verifico, de modo no intencionado, una circunstancia alarmante: se están dando en mi persona los incidentes médicos que describo como propios de algunos de los protagonistas, inventados, que pueblan mis historias.


Puedo referirme en primer lugar al ‘caso’ (utilizando la nomenclatura del profesor Viñuales) titulado “Comparativa” que publico en mi blog personal, el 7 de marzo de 2009, en el que junto a otras descripciones de carácter urológico se cita al factor de una estación ferroviaria apodado ‘Calzones colorados’, dadas las habituales manchas de sangre que adornan sus pantalones fruto del sangrado que acompaña el acto de la micción y el poco cuidado en enjuagarse.


Y en segundo lugar puedo referirme a los versos ‘Ellos / ausentes / masticando sangre coagulada, / mientras bailan sus muelas en las inseguras encías’ situados al final del poema “Qué ingrávido sosiego” en el libro Ciudad corvina, de 2018.


Ahora, ambas trágicas situaciones se han cumplido, en mi persona. Quizá el tratamiento de la fibrilación auricular mediante el potente anticoagulante Xarelto ha propiciado las cosas pero, sea por lo que fuere, una madrugada reciente hube de abandonar a la carrera un hotel de la ciudad de Murcia, para no avergonzarme ante la recepcionista por haber teñido de rojo la ropa de cama tras un violento acceso de tos al atragantarme con la sangre, en parte líquida y en parte coagulada, de ignota procedencia, que llenaba mi boca y mi garganta.


Y en lo referente a la sangre en la orina he de decir que, no hace mucho, ya en mi domicilio, convaleciente de la intervención en la que me colocaron dos catéteres para remediar la litiasis bilateral, tuve que avisar a gritos a los transeúntes para que se apartaran cuando me disponía a orinar, desde el balcón a la calle, preso de una hematuria tan feroz que temía obturar los desagües del cuarto de baño.


La escritura es un mecanismo fundamental y no suficientemente estudiado en la construcción de procesos generadores de situaciones miméticas.