domingo, 26 de septiembre de 2021

Corrientes

 Como la lava, diversos disparates lingüísticos avanzan inexorables. Lo último es “Buen día” en vez de nuestro característico “Buenos días”... y quizá el modo de hablar en Cataluña, en este caso la forma “Bon dia”, tenga algo que ver. Tampoco es ajeno a esa procedencia el abuso del comodín “hacer”, que vemos cómo empobrece el idioma mediante fórmulas de este tenor: “hacer un gol” en vez de “marcar un gol”, “hacer un infarto” en vez de “sufrir un infarto”, “hacer cumbre” en vez de “alcanzar o coronar la cumbre”, “hacer un café” en vez de “tomar un café”, llegando ya a extremos altamente delirantes como “hacer gasolina” en vez de “poner o echar gasolina”, “hacer el parabrisas” en vez de “limpiar el parabrisas”, “hacer las ruedas” en vez de “hinchar las ruedas” o el inefable “hacer un cine” en vez de “ir al cine”. Y no olvidemos, y esto no es achacable a la región hermana, la sustitución masiva del verbo “oír” por el verbo “escuchar” cuando la Academia deja bien claro que escuchar es prestar atención a lo que se oye, y jamás podremos prestar atención a lo inesperado, por ejemplo a una explosión. 

1 comentario:

Francesc Cornadó dijo...

Nos dirán que el lenguaje se va adaptado a las formas de vivir, a mí, sin embargo, me parece que, más que una adaptación, se trata de una caída. Estas formas del catalán influyen, sin duda, en el castellano, lo estoy comprobando día a día, en Cataluña se habla muy mal el castellano y muy mal también el catalán. El castellano que se habla en Cataluña es pobre con una escasez de vocabulario tremenda, se confunden los verbos y se utilizan muy mal los adverbios. El catalán, por su parte, está cargado de afectación, es alambicado y cargado de expresiones infantiloides.
Lo del oír y escuchar es insufrible, hay quienes dicen escuchar los ladridos de un perro o el zumbido de un moscardón.
Saludos.
Francesc Cornadó