El triple retrato de
los hermanos Schmidt, de Oskar Kokoschka, fue fragmentado en los años
cincuenta. El barón Thyssen-Bornemisza adquiere en 1982 el retrato de Max
Schmidt, de 1914, y su esposa Carmen el retrato de Car Leo Schmidt, de 1911, en
1998. El tercer retrato, el de Hugo Schmidt, se dio por desaparecido... hasta
hoy, en que la cámara de Ana López Artillo capta a Hugo, en la fría madrugada,
pedaleando incansable en su huida; una poderosa imagen que iguala, si no
supera, a Oskar Kokoschka.
domingo, 26 de enero de 2020
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7 comentarios:
Hugo, pintado por la tarde (Nachmitagg) y posteriormente perdido, aquí reencontrado, retratado y huyendo en la inagotable madrugada. Curiosos enlaces, don Paco.
Diculpe, don Paco, un poco más de información que explica su genial "desplazamiento":
"Kokoschka ya había realizado retratos dobles, entre los que destaca sin duda el de Hans y Erika Tietze, pero nunca antes había acometido un lienzo con tres personajes retratados. En el retrato del matrimonio Tietze, Kokoschka había resuelto el problema de la comunicación entre la pareja a través de un diálogo entre las manos, pero esta solución era mucho más complicada si se trataba de tres. Como se observa en la fotografía del cuadro en su estado original, Kokoschka quería destacar el personaje central, que resalta contundentemente entre sus dos hermanos, quienes, un tanto retirados, dirigen sus miradas hacia él. Desgraciadamente, a causa de la mutilación del cuadro, el diálogo de gestos que el artista introdujo entre los tres personajes y la variación de lenguajes estilísticos empleados en cada uno para diferenciar las personalidades de los hermanos se han perdido para siempre".
Fuente: https://www.museothyssen.org/coleccion/artistas/kokoschka-oskar/retrato-max-schmidt
Leí, no logro recordar dónde, un estudio sobre las manos en la pintura de ese periodo, no solo como elementos de diálogo, como en el tríptico de los hermanos Schmidt, sino en su protagonismo, quizá más en Beckmann que en Kokoschka.
genial la foto y el texto
¡¡¡¡Genial señor Lerin!
Sí, don Paco, hay mucha mano en la obra de Beckmann. Y no lo digo por el sentido bellamente distorsionado y figurativo de su obra.
Un ciclista en el espejo. Alguna vez Beckmann también tuvo debilidad por las bicicletas (¿o fue Leger?)
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