lunes, 11 de marzo de 2019

Carlos Tóper


Mi amistad con Carlos Tóper Valdivieso viene de 1964, de cuando yo acababa de publicar De las condiciones humanas y él acababa de conseguir el premio Acanto por sus investigaciones en el campo de la ortopedia neonatal. Nuestro primer encuentro fue en una cena con amigos comunes; nos caímos bien y pronto se sinceró conmigo: tenía una molestia intermitente en la escápula derecha que le impedía conducir el Pegaso Z-103 y jugar al fléndit. Cuando volvimos a vernos, en la sauna Miraflores, me enseñó la gran mancha de su escápula derecha y, unas semanas después, en la boda de Marta Loverdos de Altimira, desnudó su torso para mostrar, a todos los invitados, la depresión profunda en que se estaba convirtiendo la lesión escapular, una depresión que, de suyo, era más bien una oquedad, por no decir un monumental agujero. Quizá el gesto en la boda no fue bien interpretado y alguien, poco piadoso, acuñó el término "El orificio Tóper", que a poco se convirtió en "Tóper, El Orificio". Ahora, en la caja mortuoria, he tenido curiosidad por saber, con exactitud, en qué se había convertido el amigo Carlos Tóper y, efectivamente, como apuntó el capellán en el prolijo responso, sólo quedaba un aro, una franja de carne en forma de anillo; el orificio se había enseñoreado de su persona, que era algo así como el neumático de una rueda de bicicleta.  

8 comentarios:

Andy El Sereno dijo...

Buenísimo.

Ferrer Lerín dijo...

Gracias Andy.

Anónimo dijo...

Tóper a tope

Francesc Cornadó dijo...

Extraordinario.
Se trata de una proporción inversa, cuanto más grande es el orificio menos pesa.
Saludos
Francesc Cornadó

Anónimo dijo...

Que bueno es Ud. señor Francisco, no conozco escritor capaz de escribir cosas así

Chanate dijo...

Espeluznante.
Geometría carnal resoluta.

Jaqués dijo...

Maestro, Ferrer. Descripcion detallada de las situaciones escapularios inenarrables. La imaginación queda limitada por la realudad

La piedra imán dijo...

Aplíquesele el adjetivo “FANTÁSTICO” en todas sus acepciones, añadiendo algunas de nueva creación aunque invadan el territorio semántico de la inquisición sonámbula o el de la lúcida fiebre.