Pedregalejo Esta noche sido la primera vez que al regresar a mi casa todo mostraba un aire de cierta normalidad. Inés, la última criada, que no reconozco pero ella parece ignorar me explica que no debo extrañarme por los trapos oscuros que cuelgan de ventanas, mi casa no es un castillo de vampiros y que mi madre me espera en el piso de arriba, se encuentra bien. Apenas se adivinan los contornos de las habitaciones aunque todo sigue teniendo el mismo polvo de las otras visitas que he hecho desde hace cuarenta años. Del ventanal de la escalera que da al jardín y a la fuente también cuelgan los mismos jirones rojos o morados que impiden la luz. A mitad de la subida mi madre sale a recibirme y pese a que no es mi madre, me hace cierta ilusión. No la veo desde que murió. En las otras ocasiones nunca subí a su dormitorio, la intuía pero no subí. Nunca. Esta anciana carente de sus rasgos vascos con bata gris hasta los pies, gafas y pelo recogido en una trenza que le rodea la cabeza me explica que mis hermanos están bien, pero se interpone en el acceso a los dormitorios. En el último peldaño me siento con Manel, estoy contenta y me explica que está acatarrado y el estómago...May se arrastra en la oscuridad con otros que quizás sean amigos. Está muy oscuro y va anocheciendo creo. Quizás pueda volver.
11 comentarios:
La mesa necesaria y unipié
para un libro único.
Buen lector ¡
Buena fotógrafa ¡
Buen libro ¡
Salut
Circunspecta lectura
Me gusta el en torno, es el que sirve para un libro como besos humanos que Lerín llama aséptico más que frío
Lee. Lee y nos cuentas.
Pedregalejo
Esta noche sido la primera vez que al regresar a mi casa todo mostraba un aire de cierta normalidad. Inés, la última criada, que no reconozco pero ella parece ignorar me explica que no debo extrañarme por los trapos oscuros que cuelgan de ventanas, mi casa no es un castillo de vampiros y que mi madre me espera en el piso de arriba, se encuentra bien. Apenas se adivinan los contornos de las habitaciones aunque todo sigue teniendo el mismo polvo de las otras visitas que he hecho desde hace cuarenta años. Del ventanal de la escalera que da al jardín y a la fuente también cuelgan los mismos jirones rojos o morados que impiden la luz. A mitad de la subida mi madre sale a recibirme y pese a que no es mi madre, me hace cierta ilusión. No la veo desde que murió. En las otras ocasiones nunca subí a su dormitorio, la intuía pero no subí. Nunca. Esta anciana carente de sus rasgos vascos con bata gris hasta los pies, gafas y pelo recogido en una trenza que le rodea la cabeza me explica que mis hermanos están bien, pero se interpone en el acceso a los dormitorios. En el último peldaño me siento con Manel, estoy contenta y me explica que está acatarrado y el estómago...May se arrastra en la oscuridad con otros que quizás sean amigos. Está muy oscuro y va anocheciendo creo. Quizás pueda volver.
Bieeen!
Demasiado pequeña la mesa, no cabía el Campari ni las patatas Lay's.
Saludos
Francesc Cornadó
Una joya de libro.
ambiente a la vez minimal y art decó
ambiente japonés, el señor Francesc es mas bien oriental.
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