lunes, 30 de noviembre de 2015

Las Polito


Hoy, por fin, he hablado con las hermanas Polito. Aunque exactamente no ha sido así, no he llegado a hablar con ellas, pero sí he estado en contacto con ellas a través de otra persona, que me ha parado por la calle. Una persona, Carmen Sebastián, que iba andando por la calle de la Palma acompañada por las hermanas Polito y que ha interrumpido, al verme, la animada charla que mantenía con ellas para desviarse de su trayectoria y aproximarse a mí, al tiempo que sonreía e iniciaba un cordial, casi cariñoso, saludo. Pero las hermanas Polito no se han despegado de Carmen y, así, las tres, me han rodeado en alborozada compañía. Cualquier cosa que yo dijera era celebrada, de modo quizá exagerado, por las hermanas Polito; cabeceaban, doblaban el esqueleto y prorrumpían en declaraciones del calibre de “¡no puede ser!” y “¡qué cosas!”, mientras reían a carcajadas; un conjunto de manifestaciones que podríamos definir como que se partían de risa. Llevo frecuentando la calle de la Palma desde hace cincuenta años, sabía que allí vivían las hermanas Polito y que su área de campeo no se alejaba de los límites de dicha calle, sin embargo nunca había entrado en contacto directo con ellas pese a ser las más famosas y simpáticas hermanas siamesas de raza negra del barrio de la Catedral.

6 comentarios:

Elías dijo...

Ahora mismo no se me ocurre otro adjetivo que el de genial para calificar tu texto. Un abrazo.

Ferrer Lerín dijo...

Gracias, Elías. Es un relato caracterizado por su debilidad argumental; una línea en la que me gusta experimentar.

Ella dijo...

Así es querido Lerín qué difícil obtener estos resultados !!!!

vigilante dijo...

Más que la experimentación con textos de debilidad argumental yo apuntaría la iconoclastia

Cave canem dijo...

Denuncia el reputado crítico Ignacio Echevarría que durante la transición se establece un cierto pacto de silencio para que la cultura no se meta en política, y convendría que la literatura reasumiera sus obligaciones. Yo estas cosas no las he entendido nunca: que la literatura tenga una función social no equivale a que tenga que deberse a ella. Además, quién puede demostrar que el relato "Las Polito" no es un texto de incisivo realismo social.

Anónimo dijo...

la monda...!!!!!