lunes, 19 de enero de 2015

Codos



He comprobado que mis codos soportan mejor los rigores de la vejez que otras partes del cuerpo. Son anatomía discreta poco valorada, inexistente en cuanto se estira el brazo y cuyo nombre no ha llegado a sofisticarse diptongando en “cuedo”, como así lo han hecho sus compañeros gramaticales “huevo” y “ruedo”. Hablaré con el sastre Panchito para que en el nuevo gabán practique unos agujeros, unas coderas, de hecho unas anticoderas, que permitan lucir mis codos con elegancia al flexionar los brazos.  


4 comentarios:

Francesc Cornadó dijo...

La elegancia del codo reside en la gràcil respuesta a los esfuerzos de tracción, flexión y compresión y a sus combinaciones.
Saludos
Francesc Cornadó

Istefel dijo...


Y su multiplicación efervescente disminuye la potencia del caudal, por toda rinconera.

Succión, flujo, paso y peso.
Humo.

Cuedo dijo...

Acodado, o a codazos, por los codos, codearse y codo a codo, sin codera, hincar el codo y empinarlo.

Istefel dijo...


Sobrecargar con codo la estructura tubular supone un dramático descenso de rendimiento en el flujo, flaco favor a una atmósfera ya agotada. Causa de ruptura en el enlace, al penetrar en partes blandas sobre el tálamo nupcial.
Por contra, los apoyos reiterados sobre tablas de planchar intensifica la dotación de sabios, académicos, mentes singulares.