En una pequeña urbanización costera se diagnostican siete
casos de fiebre aftosa durante un fin de semana. No existe relación de
parentesco o gran amistad entre los afectados aunque, dada la proximidad de sus
domicilios, todos declaran conocer a todos, al menos de vista.
El sargento Omedes, del Cuerpo de Identificación Preventiva
en Actos Sociales o Epidémicos,
entrevista en el hospital comarcal a la enferma Arancha Ruiz de Moderado.
Durante más de una hora intenta conseguir información acerca de los movimientos
que Arancha realizó antes de ser ingresada. Arancha despista a Omedes con
diabólicas fintas que no sólo no arrojan luz sobre su comportamiento en esas
horas sino que siembran fundadas dudas sobre su misma identidad e incluso sobre
la del sargento Omedes que, regresado a su oficina a preparar el informe, no
puede hilvanar la avalancha de datos que le ha dado Ruiz y, desmoralizado, se
hace con una navajilla sajadora modificada y la guarda en el sobretodo. A la
mañana siguiente agarra a Arancha por el pescuezo al tiempo que le clavetea la
espalda, los pechos, el abdomen y las
pantorrillas. Lo que de allí sale es para verlo. Cepillos de carpintero,
muselinas y flores de cardamomo se acompañan, al desparramarse por el linóleo,
con los alaridos de dolor de la misteriosa joven. Omedes es ascendido a
sargento de 1ª clase, y condecorado con la Flor Dorada de los Moribundos. En
mayo hará un año de todo esto y todavía nadie entiende de qué va la cosa.
3 comentarios:
La clave para resolver el enigma se encuentra en la contagiosa aliteración del título.
Jantzen y Brossa completan las pistas.
Poco importa de qué va la cosa. ¡Es usted un genio!
A mí el claveteo me ha parecido muy erótico.
Publicar un comentario