Un atractivo joven, que se dedica a domar caballos
susurrándoles, llega a una inmensa finca donde deberá encargarse del semental Otelo. El
fuerte olor del animal contrasta con los encantos de la dueña.
7 comentarios:
Perpetuum
dijo...
El fuerte olor del animal contrasta con los débiles encantos de la dueña, por lo que el joven domador enseguida pierde interés por la finca y por Otelo. Ante la amenaza de un ERE, el domador decide revelar a la poco agraciada joven el susurro con el que logrará la doma definitiva del caballo: Un bacio. . .un bacio ancora. . .ah!. . .un altro bacio. ..
Y los encantos de la dueña crecen, aumentan día a día, alimentados por ese contraste. El joven desatiende su tarea domadora, ya no susurra a Otelo, lo huele. Espera cada mañana el instante en que la dueña, para darle instrucciones, entra en el establo. La observa mientras habla y gesticula con elegancia -botas de montar, suave pañuelo anudado al cuello-, abre sus fosas nasales, y olfatea.
Le oí explicar al señor Lerin en la presentación de su Bestiario en Madrid que desconfiaramos de las mujeres que huelen muy bien por que en realidad son las que huelen peor, se refería a las que van muy perfumadas.
Lo recuerdo muy bien, yo estaba sentado a la derecha del poeta Carlos Bousoño que iba con su mujer y a mi derecha estaba el señor Ramón Rato que ha muerto hace poco, todos se rieron cuando Ud lo dijo.
7 comentarios:
El fuerte olor del animal contrasta con los débiles encantos de la dueña, por lo que el joven domador enseguida pierde interés por la finca y por Otelo. Ante la amenaza de un ERE, el domador decide revelar a la poco agraciada joven el susurro con el que logrará la doma definitiva del caballo: Un bacio. . .un bacio ancora. . .ah!. . .un altro bacio. ..
Y los encantos de la dueña crecen, aumentan día a día, alimentados por ese contraste. El joven desatiende su tarea domadora, ya no susurra a Otelo, lo huele. Espera cada mañana el instante en que la dueña, para darle instrucciones, entra en el establo. La observa mientras habla y gesticula con elegancia -botas de montar, suave pañuelo anudado al cuello-, abre sus fosas nasales, y olfatea.
Le oí explicar al señor Lerin en la presentación de su Bestiario en Madrid que desconfiaramos de las mujeres que huelen muy bien por que en realidad son las que huelen peor, se refería a las que van muy perfumadas.
Sr. Anónimo... si Ud. lo dice; pero la verdad es que no recuerdo haber dicho nada de eso, ni en público ni en privado.
Lo recuerdo muy bien, yo estaba sentado a la derecha del poeta Carlos Bousoño que iba con su mujer y a mi derecha estaba el señor Ramón Rato que ha muerto hace poco, todos se rieron cuando Ud lo dijo.
Quina por .
El riure dels poetes morts .
Corbs cansats a sobre d´´ un catafalc...
Reflejos en un ojo dorado
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