Las fotos fueron hechas por Francisco de las Heras (1886-1950). Se las compré (positivadas) a su hija, hará unos cuarenta años, formando parte de un lote que recoge aspectos religiosos y civiles de Jaca a comienzos del siglo XX. De las Heras fue un fotógrafo famoso por sus postales pero en ellas parece que no se atrevió a utilizar determinados materiales que sí, en cambio, se comercializaron en copias en papel de pequeño formato. Sobre el personaje y, en especial, sobre su vivienda: http://www.unizar.es/artigrama/pdf/17/3varia/8.pdf
Esto es paroxismo (endemoniado), esto es el arrebato del trance ante, poco menos, lo único que se tenía para "dejarse ir" (¿con Dios?). Y no es actuación; salvo que usted se refiera al cine documental.
Y luego me preguntan por qué tengo un blog. Gracias a estos comentarios he descubierto la influencia que tuvieron las fotos de Francisco de las Heras en la escritura de Familias como la mía (Níquel).
Don Paco, resulta conmovedor que, a su manera, nos considere diferidamente "necesarios". Parece decir usted que nuestros comentarios, a veces opacos otras veces entusiastas, han arrojado luz sobre las influencias de su trabajo. Seguro que exagera, pero le estamos más que agradecidos. Para que luego digan que no tiene sentido dejar comentarios en un blog tan interesante como éste...
Querido Capitán. Percibo una levísima ironía en sus palabras. Le aseguro que, en este caso como en algunos otros, los comentarios arrojan una (para mí) valiosa luz sobre la génesis de mis textos. Un saludo, y gracias.
No, don Paco, no es ironía, es admiración activa, siempre reflexiva; a veces exagerada, no lo niego, de ahí cierto énfasis entusiasta que a la hora de la interpretación podría resultar "irónico" (los dioses del bosque y del secano y los buitres no lo permitan). Nuestra actividad tangencial parece efímera -aquí en pleno enjambre de comentarios- pero, ya le digo, sus respuestas y propios comentarios hacen evidente que tiene sentido comentar, reflejar, soñar con esta suerte de conversación diferida.
Gracias por su blog, una extraña compañía en el camino.
Un gran documento gráfico. Impresionan por su sinceridad y por el abismo de las caras, esas caras de ancestros nuestros, de hace nada, pocos años, y que parecen de hace siglos, eones... Eso me impresiona. Que somos parientes, aunque no nos reconozcamos en ellos y en ellas.
También me sorprende desgradablemente el tono de superioridad de algunos de los comentarios. ¿Podemos realmente juzgar esa escena como algo malo, negativo, quizás erróneo? Yo creo que no. Esas fotos son la vida tal como fue, como ha surgido. No la reacción "inferior" de seres incultos o embrutecidos por las circunstancias o sus señores. Más bien parecen la expresión diáfana y terrible del misterio de la existencia, del sentido del mundo, de su mundo. Si la danza del derviche o el éxtasis del chamán esquimal nos parecen respetables y culturalmente (humanamente) valiosas, las espiritás de Jaca son una expresión fascinante y hermosa de lo que significa ser humano y estar vivo. No oscura superchería, sino refulgente experiencia vital.
Las caras. Esa es una de las claves. La clave, quizá. Cuando llegué a Jaca en 1968 no fui consciente de que se estaba desmoronando una época, creí que disponía de tiempo para registrar los elementos que me resultaban extraordinarios y, entre ellos, quizá el más evidente y a la vez el más fácil de registrar eran las caras; caras que nunca había visto en mi pasado urbano y que ahora tenía al alcance de mi cámara fotográfica. Pero no lo hice, quizá por desidia, quizá por temor a ser agredido, quizá por lo que ya he dicho antes, por la creencia de que había tiempo; pero no fue así: en pocos años todo se vino abajo, las caras de aquella gente se desvanecieron, la gente misma se desvaneció, y sus costumbres. Fueron, todo fue sustituido.
Català-Roca insinuó algo semejante, que aquél (el que fotografió: véase exposición en La Pedrera, Barcelona) era un mundo que pronto, sin apenas darse cuenta, sería una especie de Mundo Perdido...
Señor Ágreda: Usted lo resume muy bien: "una expresión fascinante y hermosa de lo que significa ser humano y estar vivo... refulgente experiencia vital".
Gracias por poner(nos) tan vitalmente los puntos sobre las íes.
25 comentarios:
Me recuerda a los zombies haitianos.
La epifanía de la transustanciación.
Como no había psicoanalistas...
Magníficas fotos. Ya no existe esa "crueldad", esa inocencia.
Últimamente
éxtasis.
Extravío color.
como estas mi amigo?
muy bien.
blog excelente--
Terroríficas imágenes. Superan cualquier ficción.
¿Son anónimas las fotos?
Fotos que podría haber sacado Goya...
Las fotos fueron hechas por Francisco de las Heras (1886-1950). Se las compré (positivadas) a su hija, hará unos cuarenta años, formando parte de un lote que recoge aspectos religiosos y civiles de Jaca a comienzos del siglo XX. De las Heras fue un fotógrafo famoso por sus postales pero en ellas parece que no se atrevió a utilizar determinados materiales que sí, en cambio, se comercializaron en copias en papel de pequeño formato. Sobre el personaje y, en especial, sobre su vivienda: http://www.unizar.es/artigrama/pdf/17/3varia/8.pdf
Gracias don Paco.
Increíble el Templete de Santa Orosia (ya desaparecido).
Saludos y agradecimientos
Estas imagenes superan en dramatismo a nada visto en el cine.
Esto es paroxismo (endemoniado), esto es el arrebato del trance ante, poco menos, lo único que se tenía para "dejarse ir" (¿con Dios?). Y no es actuación; salvo que usted se refiera al cine documental.
También las podría haber sacado Buñuel.
"Y queda el olor a orines y el volar complejo de las moscas." Familias como la mía. Página: 96
¡"... el volar complejo de las moscas"!
¡Sí señor!
Grandes saludos entre zumbantes y pequeñas alas.
Y luego me preguntan por qué tengo un blog. Gracias a estos comentarios he descubierto la influencia que tuvieron las fotos de Francisco de las Heras en la escritura de Familias como la mía (Níquel).
Sin ironía, ¿no?
Ninguna ironía. Descubrir las fuentes, aunque sea al cabo de los años, supone prolongar el placer que proporcionó el ejercicio de la escritura.
Don Paco, resulta conmovedor que, a su manera, nos considere diferidamente "necesarios". Parece decir usted que nuestros comentarios, a veces opacos otras veces entusiastas, han arrojado luz sobre las influencias de su trabajo. Seguro que exagera, pero le estamos más que agradecidos. Para que luego digan que no tiene sentido dejar comentarios en un blog tan interesante como éste...
Querido Capitán. Percibo una levísima ironía en sus palabras. Le aseguro que, en este caso como en algunos otros, los comentarios arrojan una (para mí) valiosa luz sobre la génesis de mis textos. Un saludo, y gracias.
No, don Paco, no es ironía, es admiración activa, siempre reflexiva; a veces exagerada, no lo niego, de ahí cierto énfasis entusiasta que a la hora de la interpretación podría resultar "irónico" (los dioses del bosque y del secano y los buitres no lo permitan).
Nuestra actividad tangencial parece efímera -aquí en pleno enjambre de comentarios- pero, ya le digo, sus respuestas y propios comentarios hacen evidente que tiene sentido comentar, reflejar, soñar con esta suerte de conversación diferida.
Gracias por su blog, una extraña compañía en el camino.
Parecen escucharse los llantos y oler los ropajes...
Un gran documento gráfico. Impresionan por su sinceridad y por el abismo de las caras, esas caras de ancestros nuestros, de hace nada, pocos años, y que parecen de hace siglos, eones... Eso me impresiona. Que somos parientes, aunque no nos reconozcamos en ellos y en ellas.
También me sorprende desgradablemente el tono de superioridad de algunos de los comentarios. ¿Podemos realmente juzgar esa escena como algo malo, negativo, quizás erróneo? Yo creo que no. Esas fotos son la vida tal como fue, como ha surgido. No la reacción "inferior" de seres incultos o embrutecidos por las circunstancias o sus señores. Más bien parecen la expresión diáfana y terrible del misterio de la existencia, del sentido del mundo, de su mundo. Si la danza del derviche o el éxtasis del chamán esquimal nos parecen respetables y culturalmente (humanamente) valiosas, las espiritás de Jaca son una expresión fascinante y hermosa de lo que significa ser humano y estar vivo. No oscura superchería, sino refulgente experiencia vital.
Las caras. Esa es una de las claves. La clave, quizá. Cuando llegué a Jaca en 1968 no fui consciente de que se estaba desmoronando una época, creí que disponía de tiempo para registrar los elementos que me resultaban extraordinarios y, entre ellos, quizá el más evidente y a la vez el más fácil de registrar eran las caras; caras que nunca había visto en mi pasado urbano y que ahora tenía al alcance de mi cámara fotográfica. Pero no lo hice, quizá por desidia, quizá por temor a ser agredido, quizá por lo que ya he dicho antes, por la creencia de que había tiempo; pero no fue así: en pocos años todo se vino abajo, las caras de aquella gente se desvanecieron, la gente misma se desvaneció, y sus costumbres. Fueron, todo fue sustituido.
..""...
En mi ausencia
cambiaron hasta el color de los campos
..""...
Català-Roca insinuó algo semejante, que aquél (el que fotografió: véase exposición en La Pedrera, Barcelona) era un mundo que pronto, sin apenas darse cuenta, sería una especie de Mundo Perdido...
Señor Ágreda:
Usted lo resume muy bien:
"una expresión fascinante y hermosa de lo que significa ser humano y estar vivo... refulgente experiencia vital".
Gracias por poner(nos) tan vitalmente los puntos sobre las íes.
Saludos
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