domingo, 24 de octubre de 2010

Gimnástica

La mayoría de las personas que han participado en el evento gozan de una alta ambigüedad sexual. La más sugerente ha sido una clitoridiana atleta de perfecta dentadura con la que me enzarcé en un pugilato dialéctico acerca de las peculiaridades fonéticas de los oriundos de la comarca del somontano oscense. Luego, al poderla contemplar a esa señorial distancia de los cuatro metros, descubrí que envolvía sus consolidados pechos con unas telas blancas (se apellida Escayola) a modo de lazadas de espaciosos pañuelos para recoger las mieses. Esta mañana, al dejar el hotel arrastrando la maleta camino del aparcamiento, la he visto triscar como una corza entre los romeros y tomillos cubiertos aún de generosa escarcha. Ha salido de una página de la revista falangista Vértice, he pensado. Sí, a partir de hoy, ella será mi preferente seña, mi marca de estilo.

12 comentarios:

La Becaria dijo...

Y por qué sabe que era clitoridiana?

Contradiciendo a Don Sigmund, eso de los dos orgasmos...como que no!

Joan Marrugat dijo...

Estilo... qué palabra!
La usaban mucho -con arrebato joseantoniano- ciertos mandos del campamento falangista de Arenys de Mar, por allá 1958.

Se intuye el clitoridismo en ciertas personas hembra por ciertas señas faciales, muy bien señaladas por el fisiognomista Letamendi -el de la plaza barcelonesa- en su tratado de Fisiognomía Forense.

Ferrer Lerín dijo...

Uso "estilo" dentro de la expresión "marca de estilo" acuñada y utilizada por los teóricos de la literatura para designar los rasgos diferenciales de una determinada escritura, algo así como las señas de identidad de un escritor, en especial cuando se mantienen a lo largo de los años. Lo de "clitoridiana" quiere hacer referencia al desarrollo importante del órgano; desarrollo que, tradicionalmente, se ha venido relacionando con el desarrollo de algunos rasgos faciales. Otra cosa es que el modelo de clítoris condicione la modalidad de orgasmo pero, en el caso que nos ocupa, carezco de información.

Anónimo dijo...

Conozco a Escayola: es china pekinesa pero alta y fuerte que casi me reventó la cara de una patada en la cara

Anónimo dijo...

Escayola... TE NECESITAMOS AQUÍ!!!

claudio dijo...

El uso de determinadas substancias, tales como esteroides, por parte de gimnastas femeninas tiene, entre otros efectos secundarios, el desarrollo del clítoris. Pueden servir de aviso, por habitualmente más visibles, nariz, orejas o dentadura, siendo todos éstos también pista útil en el caso de los varones.
Baste observar la frecuencia de ortodoncias en deportistas bien pasados de la edad del uso habitual de tales aparatos.

Julio dijo...

yo de mayor quiero ser ferrer lerín

Anónimo aquel dijo...

CLITORIDIANA

Emergida de la maraña, ángel
o bestia a nada parecida.
Propino patadas y caricias,
estas últimas sólo con la mirada.
Digo que mis vecinos se llaman
así y no asá, y para asegurarlo
aprieto mis hermosos senos
con largas y enormes telas blancas.
Los ilusos me llaman Escayola,
pero hay uno que me ha visto retozar en la hierba, sólo él sabe que me llamo Rosada, Aromática y Brillante.

La Vieja Dama dijo...

Calidad y no cantidad...para todos!!

Joan Marrugat dijo...

Con la ingesta de esteroides, al disminuir el amable cojín de grasa de la zona púbica, con la retracción cutánea aparece mejor marcado el sistema clitórico, que parece mayor.
El pequeño factor de crecimiento que aportan aquellas substancias se ve, por ello, potenciado, y los afortunados mortales que lo pueden contemplar -en una exhibición, en un lance furtivo o en un prolegómeno sensual- suelen experimentar un -digamos- satori.

La Vieja Dama dijo...

Compañero Marrugat, es Ud tan desmesurado en todo!!

Leí hace tiempo a Suzuki y sus teorías sobre el satori. Interesante...

Un afectuoso saludo, eh?? :))

Joan Marrugat dijo...

Buenos días excelente Señora, no conozco al Suzuki que menciona pero deseo señalarle que usted está en lo cierto cuando se refiere a las teorías acerca del satori.
Teorías, jamás evidencias.

Al igual que sucede con el nirvana, el satori es una entelequia a todas luces inalcanzable en vida. Digan lo que digan los falsos iniciados y los mistagogos de salón.

Ocurre lo mismo con el hombre invisible: este personaje existe rotundamente; la prueba es que nadie lo ha visto nunca.
Si algunos afirmaron haberlo visto, ni que fuera de reojo, entonces acudo al retrechero cheli para responderles: lacagaste burlancaste.

Por cierto señora, el nipón apellido Suzuki me hace recordar que existe otro apellido muy extendido en el Japón: Mihura.

Qué bonito eso de ser desmesurado ¿verdad?