lunes, 12 de marzo de 2012

¿Es la simetría una exigencia de carácter burgués?



Al hilo de Entre la inspiración y el proyecto. La zona intermedia de Jesús Martínez Clarà, mi actual libro de cabecera, surge un comentario sobre el modo de colgar los trapos de cocina. Señalo la dificultad, la prevención, casi el dolor, en las fases del proceso de avance y entrada en la cocina ante el posible espectáculo de dos trapos colgados asimétricamente en los tres ganchos situados junto al frigorífico. El desasosiego, la perentoria necesidad de colgarlos “bien” (un gancho en medio), anula cualquier satisfacción posterior; además existe el temor de que en unos minutos vuelvan a estar agrupados (a derecha o izquierda, da igual) dejando un gancho desnudo en uno de los extremos. Leo compulsivamente a Jesús Martínez a la búsqueda de consuelo.


“En los grabados de los libros del monje benedictino del SXV Basilii Valentin (...) como en toda la iconografía alquímica, la simetría marcada por la relación entre dos ámbitos: arriba y abajo, derecha e izquierda, crea una similitud entre unas coordenadas espaciales que se convierten en un pilar hermético repleto de claves y sujetas a todo tipo de interpretaciones. (...) El antiguo concepto griego de simetría alcanza una cota alta, una cima en los mosaicos y mausoleos paleocristianos de Rávena y Bizancio. (...) En estos mosaicos actúan dos tipos de mimesis: una horizontal en la propia distribución de las figuras en el espacio, y otra vertical reflejo de la divinidad en el mundo. (...) Una estética de lo asimétrico sería impensable en las etapas fundamentales de la historia del arte occidental (...) sin embargo caeríamos en una negación de principios científicos y estéticos al no reconocer el papel de algunos argumentos que cuestionan el papel exclusivo del ideal de simetría. La naturaleza ofrece modelos de conducta (...) que no están sujetos a la mimesis, ni a la simetría. (...) En el arte chino o japonés la habitación del té se considera la casa de la asimetría. (...) El tema central es pues la fricción, la lucha o la aceptación de la perturbación que nos pueden crear los agentes asimétricos.”   





12 comentarios:

Sr. Tarraque dijo...

De momento no consigo encontrar ese (ni ningún otro) libro de Jesús Martínez Solà. Supongo que no soy el único que, tras leer sus entradas, ha emprendido la infructuosa búsqueda. Seguiremos atrapados por la simetría sin el consuelo de la zona intermedia (acabo de tender la ropa sin poder evitar una simétrica alternancia -por colores- de las pinzas).

Anónimo dijo...

http://jesusmartinezclara.balearweb.net/post/101401

Vigilante dijo...

Clarà, no Solà.

Sr. Tarraque dijo...

Perdón: Clarà.
Gracias por el enlace.

Anónimo dijo...

Creo haber leído algo acerca de imperceptibles asimetrías en el Partenón; diferencias de apenas centímetros entre separación de columnas, precisamente para conseguir la (engañosa) impresión de perfección.
En cuanto al carácter burgués de la simetría... bueno, quizá los desocupados puedan estar más pendientes de esas cosas; yo, personalmente, sólo quiero manifestar mi persistente obsesión por abrir las bolsas de snacks de modo que los mensajes sobreimpresionados en ellas queden del revés.

Jesús Martínez Clarà dijo...

Apreciado Sr Tarraque, u otros que como le sucede a ud.no encuentren mi libro, puedo remitírselo, sin coste alguno. Eso sí,tan sólo si tiene un interés o una curiosidad irresistible.

Sr. Tarraque dijo...

Apreciado Sr. Clarà, disculpe que no haya contestado antes a su generoso ofrecimiento. (No he tenido ocasión de volver a mirar el Blog del Sr. Lerín hasta ahora mismo y acabo de ver su comentario.)
Por supuesto -a juzgar por los fragmentos que ha publicado Ferrer Lerín-, mi curiosidad e interés por su libro no se encuentran en una zona intermedia.
Si está dispuesto a enviarme un ejemplar, le estaría enormemente agradecido.
¿Dónde podría facilitarle mi dirección?

Muchas gracias.

Perpetuum dijo...

Tengo entendido que la búsqueda de la simetría en el cerebro tiene un origen casi biológico. Se identifica lo asimétrico con la enfermedad, por ejemplo. Por tanto, lo simétrico es salud y evoluciona hacia placentero.
En cuanto a los paños de cocina, deduzco que ambos son iguales. De ser sus colores diferentes (frío y cálido, centrífugo y centrípeto, de mayor o menor peso), la perturbación puede persistir incluso con el gancho en medio. Pero en mi opinión, no se trata de una exigencia burguesa sino de un cerebro particularmente sensible al estímulo visual.
Si aún estoy a tiempo, sería magnífico poder disponer de un ejemplar de ese ensayo fabuloso del Sr. Clará. Gracias.

turmo dijo...

Jack Nicholson en Mejor imposible?

Vigilante dijo...

Nicholson en esa película y quizá en la vida real es un paranoico, aquí ahora hablamos de otra cosa

Yeti Skoda dijo...

Un polaco de la zona fronteriza con Bielorrusia me contó que a la carpa de esa zona la llamaban en su pueblo el pez de cristo .
Por lo visto la cabeza de este animal encerraba un pequeño martillo , uno clavos y el yunque gelatinoso dónde se forjaron .
Pero puedo haberlo soñado , yo en aquella época estaba papabortifff perdido ,.

Ferrer Lerín dijo...

Los peces... qué curiosos, y qué curioso que esta mañana una íntima amiga me hablara, por vez primera, del pez Wanda. ¡Simetrías!