lunes, 27 de diciembre de 2010

Otro hápax

Quizá el más agradecido de mis oficios sea el de buscador de hápax. Hoy creo estar en condiciones de afirmar que he encontrado uno, el segundo en mi vida tras 'carable’ http://ferrerlerin.blogspot.com/2008/12/predador_28.html , y del que paso a dar informe.

El Romance de Tebas, ” Le Roman de Thèbes”, de mediados del siglo XII, contiene la forma ‘azoivre’ en una ocasión, y esa ocasión es única en todo el universo de la literatura francesa. Vocablo aplicado al onagro, al asno salvaje, équido poco documentado en Francia (una de las escasas citas es la del poeta franco-romano Venantius Fortunatus en el siglo VII), parece adaptación de las formas españolas ‘cebro’, ‘encebro’, ‘acebra’, dadas a un animal común en zonas esteparias de la península ibérica hasta ser extinguido por la caza en el siglo XVI. Por ejemplo, el místico murciano Abenarabi nos ilustra, a finales del XII, con una cita sevillana: “... iba yo de viaje cierto día en compañía de mi padre, entre Carmona y Palma, cuando topamos con un rebaño de onagros o asnos salvajes que estaban paciendo...”. La toponimia constata la extendida presencia de la especie: Cebreros (Ávila), Ensebras (Alicante), Oncebreros (Albacete), Vallcebre (Barcelona), Navacebrera (Cáceres), Cebrans (La Coruña), Acebrón (Cuenca), Cebreiros (Orense), Valdecebro (Teruel),

Por cierto, las cebras africanas fueron así bautizadas por los expedicionarios y aventureros portugueses, llegados al Congo y Angola a finales del siglo XV, dada la semejanza morfológica y etológica con el cebro ibérico.

viernes, 24 de diciembre de 2010

La pie bavarde

Siento especial predilección por las personas que hablan solas; hoy precisamente he vivido una singular aventura con una de las más destacadas, Natis Manchuela, especialista en el monólogo interrogado. Íbamos en mi todoterreno y he tenido que dar un frenazo, aparcar a la desesperada en la cuneta musgosa, y saltar rápido para recoger una hembra de sapo –Bufo bufo- en grave riesgo de ser atropellada pese a que al tratarse de una carretera de montaña el número de vehículos es reducido; no he dicho que veníamos de una carroñada y que nos acompañaba Marcia, vegetariana por amor a los animales e hija de Natis. He colocado el anfibio en un terraplén cercano al lugar al que se dirigía, una charca permanente donde se producen los multitudinarios amplexos, pero antes lo he llevado hasta el coche para que lo vieran las señoras y Marcia, tras un débil y respetuoso “¿puedo?”, ha rozado con el índice de su mano derecha, enfundada en un guante imitación piel, la dura cabeza del sapo. Al reemprender el viaje y comentar mi sorpresa por la actividad del anfibio en época de hibernación, Manchuela ha iniciado, aunque no de modo inmediato, un gutural parloteo globalmente indescifrable pero en el que podían pillarse expresiones como “tenía los ojos cobrizos”, “día húmedo” y “¿dónde estará ahora?”. Ha sido tras dejar a Marcia en el aeropuerto (volaba a Londres para una entrevista de trabajo) cuando he podido disfrutar, en toda su plenitud, del rico acervo discursivo: preguntas, respuestas, reflexiones al hilo y una sorprendente y desopilante coda justo en el momento en que llegábamos a nuestro destino, el almacén principal de la fábrica de trajes, americanas y pantalones Aneman.

miércoles, 22 de diciembre de 2010

Textos anónimos 17

El pirata Pedro Ramón Francisco García es el terror de los océanos. Tras abordar y desvalijar un navío español, se deshace de los prisioneros e intenta vender a las mujeres al bergante Ramírez. Sin embargo, el segundo de a bordo, Suárez, hace reconsiderar a García su decisión proponiéndole pedir un rescate por ellas. Su plan se irá a pique cuando un extraño personaje enmascarado, que se mueve entre las sombras sigilosamente, intervenga y los pille de improviso.

jueves, 16 de diciembre de 2010

Tercera

Juanita Laderas fue mi mujer durante aquella etapa. Una mujer excepcional, cariñosa, enamorada y que con Mauricette Fécamp, una francesa del Rosellón que amé en el hotel Las Palmeras de Lloret de Mar, son las dos únicas mujeres comestibles que he conocido en mi vida: carnes almizcladas, fluidos almibarados, no hubieran necesitado nunca pasar por el jabón y la esponja, qué fenómeno natural tan extraordinario; a veces, en días de particular melancolía, me martirizo pensando en sus cuerpos sumidos ya en el azote del tiempo o quién sabe si en el sombrío festín de los gusanos.

Níquel

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Ha sido hoy en Francia. Cuarenta y cinco años más tarde. Lo que parecía imposible ha sucedido. Otra mujer, la última dada mi edad y la rareza de la especie, se añade a la magra pero suculenta lista. Imaginen a Anna Netrebko en Casta Diva. Imagínenla abriendo la boca como sólo ella sabe. Pero imagínenla sin lamé de oro. Imagínenla sin pasado doméstico. Así se aproximarán a ella. Aunque yo sé con certeza que nunca la alcanzarán.

16/12/10

sábado, 11 de diciembre de 2010

Cinematógrafo

Un poema de 2010, perteneciente al libro Hiela sangre (¿2012?), que apareció el 30/10/10 en ABC Cultural, luego en el cuadernillo 118 del AULA Díez-Canedo y ahora en el nº de diciembre de la edición mejicana de LETRAS LIBRES:

http://www.letraslibres.com/index.php?art=15105


jueves, 9 de diciembre de 2010

Razas





























Comencé a sentirme braco en 1986.
Cabeza bien cincelada.
Labios bien ajustados, bien pigmentados.
Pelo corto, raso, apretado, seco, duro al tacto, ruano.
Cobrador.
Eficaz en el pantano.

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Olivenza (Badajoz).
Prueba de gabardinas.
Archivo Fran Ferrer.

domingo, 5 de diciembre de 2010

De la trashumancia

Era don Paco de pequeña estatura, de pulcritud extrema, austero hasta la exageración, de una sobriedad a toda prueba y de un carácter en el que se combinaban de manera perfectamente armónica la familiaridad y el señorío, sin caer jamás ni en la vulgaridad ni en el orgullo. El invierno lo pasaba en su casa de Madrid. En la primavera, cuando llegaba la época del esquileo de las ovejas, se trasladaba a sus dehesas y pasaba cuatro semanas instalado en una habitación de la casa de los guardas, más austera y desnuda que la celda de un cartujo. Terminado el esquileo, y cuando los rebaños emprendían su marcha hacia los “puertos” de Babia, don Paco se instalaba en su casa de Hospital de Órbigo, en la que esperaba su paso hacia las montañas leonesas. El mes de junio lo pasaba en León, y los de julio y agosto en Villablino. En el otoño volvía a hacer, en sentido inverso, el mismo recorrido de la primavera, a saber: León, Hospital de Órbigo, donde veía pasar a los rebaños de vuelta a sus pastos de invierno; las dehesas de Zamora hasta que les dejaba instalados en sus apriscos para la invernada; y allá para primeros de noviembre retornaba a su casa de Madrid, coincidiendo con el principio de la temporada de ópera en el Teatro Real, que seguía fielmente.

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Pablo de Azcárate, La Fundación Sierra-Pambley
Papeles de Son Armadans, Núm. XCIV, 1964
Págs. 83-84