lunes, 14 de noviembre de 2011

Y siguió la fiesta

"Desde buen principio, Pierre Drieu La Rochelle y André Malraux fueron adversarios políticos, pero nunca dejaron de ser amigos; en 1943, Drieu La Rochelle se convirtió en padrino de uno de los hijos de Malraux. Asimismo, el résistant Jean Paulhan nunca rompió sus lazos de amistad con el escritor colaboracionista Marcel Jouhandeau, ni siquiera cuando la esposa de éste denunció a Paulhan a la Feldgendarmerie, la policía militar de la Wehrmach. También se estableció un acuerdo tácito entre el escritor colaboracionista Ramon Fernandez y Marguerite Duras. Fernandez vivía un piso más arriba que Duras en la rue Saint-Benoît, en Saint-Germain-des-Prés, y nunca informó de las reuniones de la Resistencia que se celebraban en el apartamento de la escritora. Al mismo tiempo, Duras intentó ignorar las ruidosas reuniones de fascistas que tenían lugar en casa de Fernandez los domingos por la tarde. De hecho, incluso compartían la mujer de la limpieza.”

Alan Riding, Y siguió la fiesta. La vida cultural en el París ocupado por los nazis, Galaxia Gutenberg, Barcelona, 2011.

12 comentarios:

Ángel Cerviño dijo...

Tema de reflexión: la única persona de la que no se nos da la filiación política es la señora de la limpieza.

Chaptcha Anthumse dijo...

Le eché el ojo a ese libro. Debe ser interesantísimo.

Toda una novela esa relación entre Fernandez y la Duras.

Me pregunto qué dirá sobre E. Jünger. En su diario se habla mucho sobre ese periodo.

Saton dijo...

La señora de la limpieza es la doble agente, sin duda. Aunque no se lo haya propuesto, ésa es su situación laboral y ontológica.

Ferrer Lerín dijo...

Sí, Chaptcha, un libro indispensable por la cantidad de información (por ejemplo ayuda a saber más de Ernst Jünger) pero destila un tufillo maniqueo; ¿cómo hubiera sido el libro si el autor fuera alemán? El traductor y el corrector, mejorables.

Captcha Anthumse dijo...

Mmmm... le entiendo cuando menciona el maniqueísmo del libro -que desde ya sospecho-; sin embargo, podemos resaltar que a su manera la relación de Fernandez y Marguerite Duras no lo era. Sobre el hipotético autor alemán, habría que pensar qué tipo de alemán, o qué clase de norteamericano, si se diera el caso.

Y no se diga del traductor y los correctores, ¡eternamente mejorables!

Nemo Ciroên dijo...

13 , rue del Percebe , versión intelectual .
¿ A quién atrincheramos como moroso en el ático ?
¿ Rebatet ?
Sartre en el entresuelo calentándole las zapatillas a su señora madre ....

Humber Hawk dijo...

El papel jugado por la sociedad francesa durante la II Guerra Mundial es motivo de rechifla , aún hoy en día , entre los británicos en particular y el mundo anglosajón en general.
Del catedrático de Cambridge al más humilde trapero , todos hacen chistes con De Gaulle y la "brava "resistencia francesa .
No he leído el libro , y me imagino que Don Francisco por maniqueísmo se refiere a lo obtusa que se ha vuelto nuestra época a la hora de captar las zonas grises y lo complicada que es la vida sin anteojeras Disney para filtrarla .
Me imagino al autor haciendo esfuerzos por contenerse mientras le asoma la sonrisa bajo el bigote Sandhurtiano ( real o imaginario ) , sonrisa que nace del prejuicio y el tremendo desastre tragicómico que fue la caída de Francia .

Terse dijo...

Don Nemo Citroên:
Cioran de moroso en el ático.
Vila-Matas (surgido del túnel del tiempo) limpiando, por una vez, los platos de la Duras.
Sartre, sí, pero calentándole las zapatillas a Lanzmann (él, tan comprensivo).

Nemo ^^ dijo...

Terse , ahora que caigo... de portera serviría S John Pearse con bata y gato sarnoso y habría que pensar de quién es el espírutu que atormenta a los inquilinos . Yo creo que Huysmanns .

AB Barbastro dijo...

Cuando podremos leer la obra de Paulhan en español ?

Terse dijo...

Don Nemo: de acuerdo, Alexis Leger, aún soñando con su estancia en China mientras escribía Anábasis. Roussel y sus legajos (su ruido de papeles por los pasillos) tampoco sería mal fantasma, ¿no?

Terse dijo...

En fin, el puesto de fantasma congregaría a todo francés que no haya vivido la ocupación nazi de París, escritores como Baudelaire, Rimbaud, o Lautrémont, etcétera. Da para un cuento de terror (con grave acento político y ontológico...).