viernes, 1 de julio de 2011

Cautivado, sorprendido y absorto

Sí, cautivado durante la primera parte de la velada por la belleza de sus senos que mostraba intermitentemente cuando el vestido caía hacia adelante hasta que le daba un tirón a la parte trasera. Fascinación que se mantuvo, así de modo entrecortado, a lo largo de las dos horas de la cena; ella situada exactamente frente a mí y aceptando que yo le mirara esa parte cada vez con menos disimulo envalentonado por la cadencia de los periodos a medida que resultaban más descompensados, a favor, en el tiempo, de los de bajada delantera del vestido.

Sí, sorprendido en la segunda parte de la velada, cuando se levantó de la mesita del pub y, con total desparpajo, al tiempo que nos decía voy yo a la barra qué queréis, giraba sobre su eje longitudinal y mostraba, me mostraba en especial a mí que estaba otra vez enfrente, y ahora a muy pocos centímetros, un espectacular culo, grande, esférico, turgente, que daba la sensación de ir a reventar los vaqueros que, por otra parte, no imaginaba de qué talla serían y, este cálculo, deformación profesional de mi trabajo de toda la vida (ahora estoy jubilado), ocupó de tal modo mi mente que no fui capaz de atender otros detalles posteriores como que sus piernas rozaran las mías, que nuestra manos chocaran sobre la mesa al coger los vasos de gintónic o, al salir nosotros los primeros, mi mujer y su marido entretenidos en quién pagaba la cuenta, cuando intentó desabrochar mi pantalón y al tener los dedos ateridos por el violento frío de la noche optó por restregar contra la portañuela sus senos y su cabeza.

12 comentarios:

El peletero dijo...

Cuando uno sólo mira a la mujer de otro no atiende a lo que hace la propia con el marido de la otra, se cree que están entretenidos en saber quién paga la cuenta, y no, normalmente se entretienen con lo mismo que te entretienes tú.

Saludos.

Ferrer Lerín dijo...

Querido peletero. Gracias por el aviso. Veo que habla por propia experiencia aunque en mi caso la situación es aún más lamentable porque al final, con la historia de las tallas, no atendía a mi mujer ni a la mujer del otro.

Iste dijo...

La atención subdividida en minúsculos frentes, mientras -- ah, sí, --- en la palma de la mano la cría -- no del vencejo, sino del gorrión-- caminando dirección Reina Elisenda, tremendo, dubitativo, dónde dejarlo, finalmente, encaramado con peligro, despositarlo, Humpty Dumpty, en lo alto de la divisoria, tapia, región de las gallinas. Pobre.
¿Las mujeres? ¿ Los hombres? Sí.- Tal vez. Ellos cuídan de si mismos..aunque..esto también es será y fue muy discutible.
Saludos. Con afecto.
( Disculpas por esta salvaje efusión sentimental).

Iste dijo...

ou si las femmes dont tu gloses
figurent un sohuait de tes sens fabuleux!

S.M.

El peletero dijo...

Por propia y ajena experiencia aunque siga siendo soltero, apreciado Sr. Lerín.

Ferrer Lerín dijo...

Para Iste. Los dos versos que citas podían haber sido el título de un poema de La hora oval. En la página 307 de Ciudad propia se da cuenta del carácter aleatorio del rótulo.

Anónimo dijo...

Muy bien... pero a ver ¿no era un vestido? ¿cómo mutó en vaqueros tan rápidamente al levantarse?
¿No lo habrá soñado Ud.? En inglés lo llaman "wishful thinking"... (traducción: ¡ya te gustaría a ti!)
No me voy a referir al léxico trillado de novela rosa (ej. "turgente")

En fin, seguiremos leyendo aunque esta entrada ha sido una de esas que le dan ganas a una de dejar de pasarse por aquí... creo que la calidad habitual en este blog me permitía soñar con textos un poco más elaborados...

M., un poco desencantada.

Ferrer Lerín dijo...

Una blusa sobre unos vaqueros. Y era consciente que publicar este texto suponía un riesgo.

Istefel dijo...

Y el vestido del recinto
cubriendo blusa, vaqueros, ropa menor
y la mayor
( negra noche)
sobre el vestido del recinto.

La Vieja Dama (un poquito más vieja) dijo...

Qué era un riesgo, Sr Lerín? después de todo lo que Ud nos acepta dejar en su mesita de noche? Vamos,vamos. Como siempre, perfecto!

La misma de antes dijo...

Rectificación: Ese "que", va sin tilde. (Es que al verlo publicado, hace daño a los ojos). Gracias.

Lupo dijo...

¿Es que nadie se ha dado cuenta de que la gracia de la historia está en quedarse absorto buscando la talla?