Conservo el proyectil -no digáis bala, por favor- que me disparó un oficial de milicias en la galería de tiro del castillo de la Seu d'Urgell. El tío se reía siempre, vestía como un dandi, contaba chistes y de todo se cachondeaba. Era alférez y los sargentos y los primeros le hacían la pelota. Poseía una pistola del nueve corto -no reglamentaria y particular- y solía disparar las tardes de ocio, que eran todas...
A nuestro sargento de la Plana Mayor se le ocurrió recuperar el plomo acumulado en el muro de barro de la galería de tiro: «nos sacaremos algún dinero para vicios» -nos dijo. Fuimos 3 pringados con él, con destornilladores y un par de capazos. En los pasillos estaban unos soldados holgazanes haciendo ver que barrían el suelo, mandados por un suboficial de milicias que parecía un personaje de tebeo.
Llegó por allí el alférez con su porte de banderillero, en mangas de camisa y empuñando su pistolita como el que empuña una katana corta. Aquellos ociosos se agolparon a su alrededor.
Mientras, al fondo de la galería, nosotros regamos el adobe con la manguera para humedecer la tierra. Hurgamos con la herramienta para extraer proyectiles -algunos eran como flores abiertas. Yo estaba separado de los otros, al sol, sudando y resoplando, tratando de sacar una estrella de plomos incrustados. Oí un 'chap' en la tierra húmeda y detrás mío un ruidillo de petardo. A metro y medio a mi derecha se había empotrado un proyectil disparado por aquel mandamás merluzo. Oí las carcajadas de todos, que se retorcían de risa exagerada. Fui hacia el agujerito en la pared, desgajé la tierra alrededor y traté de sacar el proyectil. Estaba entero y caliente. Me lo puse en el bolsillo y, muy despacio, dejé el destornillador en el capazo y caminé hacia mi aposento, abandonando aquella zona. [La única vez en mi vida que he actuado como Lee Marvin ofendido] Mi sargento achantó la mui.
Aun al pasar, al andoba disparador se le ocurrió espetarme: «No me mires así coño, que no ha pasado nada; ahora ya sabes como silban las balas...»
La imagen remite sin duda a " Domicilios 17". Ahí el objeto es el sujeto de esta. Aquí el sujeto es el objeto de aquella. Dos cámaras dispararon sincronizadas.
3 comentarios:
Tryone Power? Estos trebejos me producen escalofrío instantáneo. No por rechazo, por supuesto...
Conservo el proyectil -no digáis bala, por favor- que me disparó un oficial de milicias en la galería de tiro del castillo de la Seu d'Urgell.
El tío se reía siempre, vestía como un dandi, contaba chistes y de todo se cachondeaba. Era alférez y los sargentos y los primeros le hacían la pelota.
Poseía una pistola del nueve corto -no reglamentaria y particular- y solía disparar las tardes de ocio, que eran todas...
A nuestro sargento de la Plana Mayor se le ocurrió recuperar el plomo acumulado en el muro de barro de la galería de tiro: «nos sacaremos algún dinero para vicios» -nos dijo.
Fuimos 3 pringados con él, con destornilladores y un par de capazos.
En los pasillos estaban unos soldados holgazanes haciendo ver que barrían el suelo, mandados por un suboficial de milicias que parecía un personaje de tebeo.
Llegó por allí el alférez con su porte de banderillero, en mangas de camisa y empuñando su pistolita como el que empuña una katana corta.
Aquellos ociosos se agolparon a su alrededor.
Mientras, al fondo de la galería, nosotros regamos el adobe con la manguera para humedecer la tierra.
Hurgamos con la herramienta para extraer proyectiles -algunos eran como flores abiertas.
Yo estaba separado de los otros, al sol, sudando y resoplando, tratando de sacar una estrella de plomos incrustados.
Oí un 'chap' en la tierra húmeda y detrás mío un ruidillo de petardo.
A metro y medio a mi derecha se había empotrado un proyectil disparado por aquel mandamás merluzo.
Oí las carcajadas de todos, que se retorcían de risa exagerada.
Fui hacia el agujerito en la pared, desgajé la tierra alrededor y traté de sacar el proyectil.
Estaba entero y caliente. Me lo puse en el bolsillo y, muy despacio, dejé el destornillador en el capazo y caminé hacia mi aposento, abandonando aquella zona.
[La única vez en mi vida que he actuado como Lee Marvin ofendido]
Mi sargento achantó la mui.
Aun al pasar, al andoba disparador se le ocurrió espetarme: «No me mires así coño, que no ha pasado nada; ahora ya sabes como silban las balas...»
La imagen remite sin duda a " Domicilios 17".
Ahí el objeto es el sujeto de esta.
Aquí el sujeto es el objeto de aquella.
Dos cámaras dispararon sincronizadas.
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