viernes, 28 de mayo de 2010

Liso

Justificación:

Se busca nombre para el juego y alguien propone “Liso”. En un ambiente lejano cuatro seres anodinos situados en las esquinas aguardan la señal para ocupar la tumba vacía excavada en el centro. Es un patio cuadrado al que no llegan los rayos del sol y al que no azotan los vientos: estamos definiendo un espacio para su uso en un cortometraje.

Reparto:

1: Canadiense.
2: Negra ociosa en la hamaca con un perro encima.
3: Terrón como nombre de persona.
4: Fugacidad del jardín.

Desarrollo:

Tremendo error. No se trata de una persona natural de Canadá sino de la prenda de abrigo habitual en los cincuenta conocida como “canadiense”. Harapo, andrajo, piltrafa echada en el rincón, dispone de no sabemos qué resorte para lanzarse a la fosa. Sin duda la imagen proviene de Viejo circus, del párrafo “mi sorpresa envalentonó a la cría y prodigiosamente comprobé que su tamaño real no era el que aparentaba. Debía de haber estado doblada toda la velada y de sus brazos surgieron hierros que abrieron mi carne chamuscando mi largo pelo y quebrando mi lomo.”

El pensamiento de la negra gira en torno a la idea de que Dios ama a los reyes moribundos y castiga al perro que magulla la forma inerme, así que lo sostiene con ambas manos con leves movimientos de disidencia; ella, que fuera reina de las llanuras del oeste y sabe que desde ese punto acudirán los sepultureros.

Terrón como nombre de persona pertenece a la dinastía suculenta aunque sólo sea una palabra. Llega pronto al lugar de salida, avizora el objetivo, busca la fórmula, afirma que no debe pronunciarse en vano cualquier réplica de origen tan oscuro y se adentra taciturno en una mitología privada. Repleto de dolor mortal toma el aspecto de la edad indefensa y tortura la noche con sus gritos de rocalla.

La fugacidad del jardín reside en su sombra. Una sombra que carece de piezas dentales, de hegemonía, de aire oculto, pero que maniobra entre los residuos del bien con la madre y el bufón lanzador de cáusticas inconveniencias. Cabe la confusión con la fugacidad de la tormenta, de condición ahorradora, y muchos aseguran que es el fruto adverso de quien no halla lápidas adecuadas, cubiertos de vigilia o excelentes consejos.

7 comentarios:

Chester Elfin dijo...

Hamlet el último ¿ valdría como señal ?
"Por que el temor que me espantaba me ha venido, y me ha acontecido lo que yo temía." Job3, 25.
Rosencratzes y Guildensternes volverán del ocaso para sustituir a los honrados constructores eternos.
Roto arganeo y perdida chaveta Yorik brinca y asoma.

Ángel Cerviño dijo...

Hace mucho tiempo que esperaba leer algo así, ...gracias por esa magnífica reunión de palabras.

Ferrer Lerín dijo...

Gracias a ti Ángel. Con estos apoyos es menos duro el oficio de reunir palabras con cierta fortuna.

Anónimo dijo...

Ferrer... qué maravilla!!!!
Mas, mas, mas!
Smuac!

Ferrer Lerín dijo...

Quizá deba escribir algo sobre la boca del metro, antes de que se cierre para siempre.

Anónimo dijo...

sssssssiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii
Aunque a decir verdad las bocas del metro no se cierran nunca, nunca. Al menos la mia. :-)

Istefel dijo...

Liso es una lámina roja,
una exaltación de ternuras,
de liebre tras lebrel,
olor de trojes,
ascuas de terrones, bélones, bálagos,
maduros.

(Manihuel sin vid).

Gab.Mir.
( La edición está gastada, Libro RTV Biblioteca básica Salvat. Año 1970, herederos. Años y leguas, naturalmente).