viernes, 29 de mayo de 2009

Arte Casual.

Acercamiento a una manifestación de Arte Casual de carácter urbano.





































































3 comentarios:

Anónimo dijo...

Me gusta el resultado.

Tus ojos, mediante esta presentación, nos han amplificado el fenómeno y ya no podremos decir –ninguno- que esto no es arte.
Arte casual i efímero. Cuando suban la pared la obra quedará tapada.
Permanecerá oculta como los tornillos de Manuel Olivé Sans, el mejor modelista de coches del mundo, ya fallecido.

Anónimo dijo...

Manuel Olivé Sans fue el mejor modelista mundial de coches, motocicletas y gramófonos, de todos los tiempos, hasta que falleció en abril de 1995.

Olivé era un artista de la mecánica a escala 1:10, 1:12 o 1:20. Era un constructor que ponía en sus creaciones además de rigor y técnica, un valor añadido muy importante: depositaba en sus modelos un inmenso amor por la medida exacta, el detalle veraz, el acabado perfecto.

En la Navidad de 1992, Manuel invitó a mi hijo Marc a visitar el taller instalado en su casa, en la calle Rubinstein, de Barcelona.
Acompañé a mi hijo -contaba dieciocho años de edad- que estaba tocado por la atroz enfermedad que, menos de cinco meses después, le quitaría la vida.
A lo largo de una hora, Manuel nos mostró su entorno creativo, sus herramientas, sus metales y algunas de sus obras en curso.

En todos sus coches en pequeño, tal como ocurre en los de verdad, existen una piezas que, una vez armado el vehículo, quedan ocultas y ya nunca más se pueden ver, a menos que se desarme todo el conjunto. En la mayoría de trabajos similares, los otros artesanos miniaturistas suelen juntar las piezas que van a quedar ocultas, ya sea con soldadura en caliente o bien con pegamentos especiales.
Olivé no.

El Maestro seguía fielmente los planos del vehículo, y allí donde había que poner tornillos, pues los fabricaba y los ponía, atornillándolos con sumo cuidado, aunque se tratara de piezas del diámetro de un alfiler y con su mismo tamaño de cabeza, pero ranurada para ser manipulada con destornillador.

Cuando Marc le comentó que aquellos tornillos imposibles de ver no serían nunca contemplados por el coleccionista comprador, Olivé respondió:
-Pero yo sé que están.

El lector de 'Níquel'

Ferrer Lerín dijo...

Sí, esa es una de las particularidades del Arte Casual: es efímero; o puede serlo, o lo es a menudo. Pero la estupenda historia que nos cuentas produce, además, doble placer: primero supone saber algo que los demás no saben y que nunca va a generarte la angustia de la necesidad de comprobación (el caso, por ejemplo, de un frigorífico que nunca sabremos si al cerrar la puerta se apaga la luz); segundo, permite disfrutar con la idea de que allí dentro hay algo maravilloso aunque no lo comtemplemos (como pensar, en invierno, ya en la cama, con que ahí afuera, en los montes que nos rodean, hay lobos, esa fiera mítica que, lo más seguro, no vayamos a ver en lo que nos queda de vida).