martes, 13 de noviembre de 2012

Un lugar


Dos flechas de madera atadas a un poste metálico llevan escrito el nombre de la misma población. Una flecha señala el camino de la derecha, otra el de la izquierda. Tomo al azar uno de los dos caminos. El trayecto inicial casi llano se vuelve, de golpe, pendiente y, al coronar una meseta, a los pocos metros, desde una curva cerrada, puedo vislumbrar, casi adivinar a través de unos plátanos de sombra de gran porte y unos parterres muy tupidos cargados de rosas de cuaresma, el estado de fiesta general que impera entre los bulliciosos habitantes de la población por dos veces señalada. No sé cómo lo consigo pero entro en la casa. Irrumpo. Me desplomo exhausto sobre el sofá de cretona y, al tiempo, mi cuñada preciosa, la que abre y cierra la boca de modo constante, comienza a succionar a diestro y siniestro con atrevimiento y potencia. Es una boca carnosa pero no húmeda, y otras dos mujeres, sus hermanas, o ella misma triplicada, nos rodean y forman una pantalla. Pero sólo lateral. Arriba, en el techo, veo a mi cuñado, sujeto con sólidos anclajes, que me guiña un ojo.

8 comentarios:

El Pobrecito Hablador del Siglo XXI dijo...

Buena tierra. ¿Puede usted ubicarla en el mapa? Es un buen lugar donde refugiarse para ver pasar el temporal

Ferrer Lerín dijo...

Esas tierras sólo pueden estar en el Sur.

Francesc Cornadó dijo...

Un poco más allá, siempre encontramos una rotonda que al rodearla nos conduce a la misma habitación de siempre, allí donde está el deseo.
Salud
Francesc Cornadó Estradé

Anónimo dijo...

Pesadillesco.

Istefel dijo...

..cuyo nombre está en el sueño -

Perpetuum dijo...

Cuñada, cuñado... Familias como la suya...

Anónima dijo...

No veo claro el papel del cuñado

Anónima dijo...

Plátanos, parterres tupidos, succiones de mujeres triplicadas y un cuñado cómplice...Usted y Luis Buñuel habrían hecho grandes migas ;)