martes, 22 de julio de 2008

Otra vez ella




















Me atormenta.
Llevo décadas buscándola.
¿Eres tú, Marta Loverdos de Altimira?
En la fase final, de recuperación biográfica,
hallo en el arcón esta foto de boda.
Luces brazos de manteca
y un caballero impávido
te flanquea a la derecha.
Él no mira a la cámara
porque sabe
que tú y yo somos la imagen.

5 comentarios:

Karacharaka dijo...

deberíamos tomar por cierta la hipótesis de que esta señora no ha logrado digerir anchoas al modo cotidiano, es decir, sin joderse mandíbula y mirada: querido Lerín, vamos a intentar levantar el listón para levantarlo todo, puede que la encuentres, puede que ante una ventana de madera carcomida, gorda y sin dejar de limpiar judías mientras en Jaca no deja de joderse.

Ferrer Lerín dijo...

Bueno, pues ya ves, ignoto Carlinga, yo espero encontrarla incólume, en ese mismo estado de gracia, con los brazos desnudos de joyas y soberbio torneado.

Antonio Rivero Taravillo dijo...

Magnífico poema, Paco. Qué vértigo, montar en la máquina del tiempo a partir de una fotografía.

Ferrer Lerín dijo...

Gracias, Antonio. No sé si quemar algunas fotos del arcón o el mismo arcón y todo su contenido. Vértigo, qué mala turbación.

Istefel dijo...

Las ondas de sonrisa retornan
a la piedra del flash
sumergida en el estanque
su semblante
fresco y vivo. Barrunta
erótico
tiuc tic-tac.