En esos años la acera derecha (sentido Universidad plaza
Cataluña) de la calle Pelayo era un cazadero para aquellos hombre de cartera y
gabardina. Se decía que muchas mujeres casadas insatisfechas, a la búsqueda de
aventuras rápidas, frecuentaban ese lugar las mañanas de los días laborables.
También corrió la voz de que en un piso donde vendían ropa interior femenina
(“fajas y sostenes” era la expresión) habían practicado agujeros en las
paredes de los probadores y que mediante el abono de una cantidad de dinero no
muy elevada se podía ejercer el oficio de mirón.
lunes, 4 de noviembre de 2013
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12 comentarios:
Siempre ha habido un desequilibrio extraño y misterioso en la calle Pelayo. Esa acera de la que hablas siempre ha estado mucho más transitada que la otra. Ni la apertura de nuevos y atractivos comercios al otro lado ha evitado la desigualdad. Al enlazar directamente con las Ramblas, la acera derecha es el itinerario espontáneo por el que acceder directamente desde el centro del ensanche hacia las profundidades de la ciudad y al mar
Yo también había oído hablar de lo de la tienda de corsetería que estaba en un principal.
Señor Lerín le oí decir una vez en Barcelona que en esa calle Pelayo vendían helados calientes cerca de un cine que se llamaba Pelayo
La diferencia de desidad de tránsito de peatones por las dos aceras es debida a que la acera de la izquierda (de Universidad a Pl. Cataluña) está interrumpida por la calle Balmes y la calle Vergara, esto produce discontinuidad y no favorece el tránsito peatonal, hay que sortear algunos semáforos. Es una cuestión de puro diseño urbanístico, no creo que haya otro misterio.
Francesc Cornadó
Donde estaba la Escuela Radio Maymó y la Alsina Graells, en aquel espacio hice mi proyecto final de carrera, un edificio subterráneo -una sociedad de coleccionistas- que podría empalmar con la avenida de la Luz, recuerdo que allí estaba el consulado de Tailandia.
Francesc Cornadó Estradé
Hasta hace relativamente poco la acera izquierda, en el tramo Vergara plaza Cataluña, estaba flanqueada por un solar lo que no suponía un atractivo para los viandantes.
Vaya, Sr. Cornadó, me ha aguado la fiesta ;)
Me daría ahora mismo un paseo por esa acera de los años cincuenta. Qué feos son los coches de hoy en día.
A mi mi madre me explicó la historia de una corsetería en las que las chicas que iban a comprer solas desaparecían. Algo relacionado con la trata de blancas, aunque la situación del establecimiento no era en Pelayo.
Tal como me lo explicaba tenía elementos de leyenda urbana.
Todo puede ser leyenda urbana; de Winston Churchill se decía que era aficionado a estas delicatessen.
Yo los comí....
Era alrededor del mercat de sant antoni
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