lunes, 11 de junio de 2012

Vegetalización


Estoy pensando en convertirme en árbol. Casi mejor sería decir que estoy decidido a convertirme en árbol. No es una vieja idea, es algo relativamente reciente pero que no acababa de cuajar, quizá debido a la duda de qué especie de árbol era la idónea, aunque tuviera una pequeña lista encabezada por el olmo y el aliso, sin desdeñar el arce y el fresno. Esta tarde, tras una breve pero intensa tormenta, he ido a andar por el camino de la finca Cuatro Nalgas, ese provechoso enclave y, sería por la luz o por las gotas de lluvia que aún lo bañaban, he visto claro cuál era la especie que me convenía: el fresno. Leo, al llegar a casa, que el fresno –Fraxinus angustifolia- es un árbol de tamaño medio pero que, en condiciones favorables, puede llegar a los 25 metros, su tronco es corto, grueso y de corteza gris y, sus hojas, que caen en invierno, se disponen una frente a otra y están formadas por hojuelas lanceoladas que tienen el borde aserrado y son lampiñas. Perfecto. Incluso otra cuestión que me preocupaba cuando empecé a considerar el proyecto, ha dejado de hacerlo; me refiero a si iba a tener conciencia, en mi nuevo estado, del estado anterior, en el que aún estoy. Pero, realmente, qué más da recordarlo o no, como si la vida mamífera y móvil fuera algo del otro jueves.   




13 comentarios:

Perpetuum dijo...

No es baladí tener un fresno en casa, dióico, glabro, caducifolio. De seguir adelante con su proyecto, le rogaría barajase la posibilidad de convertirse en Fraxinus angustifolia en algún lugar sombreado cerca del estanque de mi jardín. Gracias. Yo, de la manera más natural, no le daría ni los buenos días, eso no se hace con los árboles a los que uno respeta y admira. De ninguna manera.

Anónimo dijo...

Esta es la clase de historias que me entusiasman, nadie como Ferrer Lerín las cuenta.

Sr. Tarraque dijo...

No es mal plan. No podría viajar (la naturaleza nunca viaja al extranjero, que decía Robert Walser), pero siempre estaría bien acompañado: hormigas y arañas subiendo y bajando por su tronco. Algún gato despistado. Toda clase de pajarillos que -en caso de conservar su memoria de ornitólogo- se entretendría en clasificar. E incluso, quién sabe, tal como está el patio, quizá llegara a convertirse usted en árbol del ahorcado.

¡Y qué placer la fotosíntesis!

Ferrer Lerín dijo...

Esa es una parte del proceso que aún está abierta. Me refiero a que sí, la decisión es firme, seré fresno, pero cuál; en principio, antes de la oferta perpetua, mis preferencias iban por alguno, de tamaño medio y tronco retorcido, del camino a Cuatro Nalgas.

Is dijo...

Que cobije al observador casual
de Strigidae presentidos
junto a la obra nueva y
el campoSanto viejo.

anonimo dos dijo...

Oí contar en una conferencia al señor Ferrer Lerín los intentos de ahorcamiento de unos desgraciados que se colgaban de un arbol y las ramas se rompían. Espero que cuando se convierta en árbol del ahorcado tenga buenas ramas

Otro anónimo dijo...

Excelente idea. Desde luego, esto de dárnosla de seres conscientes no es nada del otro jueves.
"Lo más duro es el consciente", decía L.Mª Panero.

Aporto unas visiones de fresnos:

http://www.alergiainfantillafe.org/images/fresno-cd3-1g.jpg

http://fresno.furnishedapartments.org/wp-content/uploads/2011/12/fresno.jpg

Perpetuum dijo...

Comprendo que antes de mi oferta se decante usted por esos ejemplares conocidos del camino a Cuatro Nalgas, no dudo que las vistas desde allí serán poco menos que voluptuosas. Pero permita que matice y mejore mi oferta antes de que la vegetalización sea irreversible. Cuatro Nalgas queda lejos de aquí, es cierto, pero junto al estanque de mi jardín (excelente microclima) hay una bella magnolia nada desdeñable y un joven arce canadiense situado en un parterre un tanto retirado, lo suficiente para proteger el rincón del estanque sin por ello molestar. Ofrezco además, visitarle a diario y sentarme en el banco desde donde alimento a los peces, para leer a media voz algún pasaje bien elegido de su obra o cualquier otro sobre sexuraleza en general, mientras usted se abandona a ese delicioso placer de la fotosíntesis, que tan oportunamente ha señalado el Sr. Tarraque.

La Vieja Dama dijo...

Ocho pinos, cuatro cipreses, dos de ellos enormes, dos olivos, un almendro, un ciruelo, un membrillo y una higuera. Si le interesa este entorno más que el del Sr. Perpetuum y en su nueva vida de fresno, no lo dude, pase por mi jardín. (Dos peros y tres gatos además)

Perpetuum dijo...

Sra. Vieja Dama ¿admitiría usted un dos por uno: Fresno Fresnel Lerín y Perpetuum Angustifolio, lector de estanque?

La Vieja Dama dijo...

Usted pone el estanque? Eso me falta. Sólo tengo dos antiguos comederos de animales, de piedra, preciosos.

Olvidaba decir que también hay un níspero o níspola.

Viaja Dama de nuevo dijo...

Y gracias, Sr Perpetumm, por la palabra "glabro". No la conocía y viaja ya, aún me gusta aprender. Doy gracias a los dioses.

Anónimo dijo...

Soy María Salchichón. Picapleitos.