domingo, 24 de junio de 2012

Colisión


Me senté al fondo. En la última fila. Nunca me colocaba ahí. Pero hoy era el día del choque. En la recta de la carretera, donde los vehículos pesados, el autobús en el que yo iba y el camión quitanieves que circulaba en sentido contrario, alcanzan la velocidad máxima. El impacto, brutal, que me lanzó contra el respaldo del asiento delantero, podría definirse, en términos acústicos, como un trueno que de inmediato enlaza con el chirriar de la cuchilla de acero especial de 400 Brinells de dureza al segar la carrocería del autobús mientras las vertederas de acero barnizado, las inmensas orejas que flanquean la proa, producen un ruido sordo al aplastar, a la manera de un acordeón, toda la estructura. Sabía que la cuchilla, los alerones, toda la cuña quitanieves, iban a quedar a milímetros de mi persona. Así fue. Luego, vino el silencio, sólo importunado por el gotear del carburante desde los restos del depósito. También sabía que ese repiqueteo no iba a durar demasiado. Así fue. Pero, esta vez, no porque acabara el sueño. La causa era otra. Llegaba el estallido.   

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Mansa chatarra
Pág. 112

18 comentarios:

Istefel dijo...

Extreme Demolitions.
Compañía limitada de sueños Rucinter, C.

Sr. Tarraque dijo...

Temo por las consecuencias de este aterrizaje. El encaje de la cápsula en la maquinaria mercurial (con posibles pérdidas de combustible, marionetas enjauladas y anónimos de carácter residual) podría ser devastador para los conductos subterráneos que sostienen el engranaje -alambres imantados y omeprazol- de los cimientos del aeropuerto condal. El silencio previo al estallido podría ser prolongado de forma artificial. Ponga sus 400 Brinells donde pueda verlos y nadie resultará herido. Y, por favor, no siga rimando con Al.

La Vieja Dama dijo...

Un orgasmo?

Sr. Tarraque dijo...

Qué espantosa cantidad de chorradas he escrito antes.Pido disculpas a todos los afectados.

Anónimo dijo...

Este señor o señora Vieja Dama siempre con sus picardias

Perpetuum dijo...

Coger un buen sitio en la última fila del autobús los días de colisión es toda una suerte. El impacto se visualiza en su totalidad antes de abandonarse ciegamente al estallido.

Pícara ViejA DamA dijo...

No se preocupe, Sr. Tarraque, todos escribimos muchas bobadas. Con perdón al que no las escriba.

Sr. Tarraque dijo...

Gracias, Pícara Vieja Dama, es usted muy comprensiva.

Anónimo dijo...

Sobrevivió para contarlo.

Anónima dijo...

Siempre que me despierto estallan las preocupaciones y los disgustos.

Hiroyuki Purviance dijo...

Me senté al fondo. Llegaba el estallido.

Anónimo dijo...

Me ha recordado muchísimo a la película de Cronenberg, ya sabéis, Crash, aunque la motivación de esta Colisión no parezca coincidir, en principio, con las que obedecían aquellos desinhibidos personajes.
Los textos de Paco siempre conectan con los lenguajes de los cineastas más arriesgados y de mente más compleja.

Anónimo dijo...

Los suricatos otra vez.

Ferrer Lerín dijo...

¿Los suricatos? Necesito una prueba para certificar que se trata de los genuinos suricatos.

Anónimo dijo...

Son ellos, no lo dude: cuerpo alargado y mirada farolera.

Ferrer Lerín dijo...

Lo siento no es prueba suficiente.

Anónimo dijo...

Bueno, quizá los genuinos genuinos no sean...

Ferrer Lerín dijo...

Bueno, venga, vale, dejémoslo así.