miércoles, 9 de mayo de 2012

Mujeres extraordinarias, 5 y 6

La primera vez yo tenía siete años. Escondido tras las cortinas observaba a la niña de la casa contigua que, de repente, lanzó desde su terraza a la mía un pequeño objeto de aspecto ligero. Esperé. Desapareció. Salí. Y comprobé que era una bola de papel. Al desplegarlo pude leer, con emoción, “Vecino guapo”.

Para ayudar a las grandes aves necrófagas obtengo, de las carnicerías y mataderos, abundantes desperdicios que llevo al monte acompañado por un grupo de entusiastas naturalistas. También, a pequeña escala, y para alimento de milanos y otra aves de mediano tamaño, recibo donaciones en forma de restos de comida, bien sean de bares y restaurantes, bien de amas de casa. Hoy he ido a una zona milanera con los restos que una señora me había guardado. Una bolsa pequeña de Mercadona con cinco trozos de pechuga de pollo cocinada a la portuguesa envueltos en papel de aluminio. Al esparcir la carne por un campo he reparado en un papelito, sin duda el tique de compra, que había quedado en el fondo de la bolsa. Me ha invadido una sensación extraña, como si algo o alguien me dijera que debía prestarle atención. Por suerte así lo he hecho. Era el tique de compra pero, en el reverso, escrito a lápiz, podía leerse “Hola Paco”. La segunda vez. 

5 comentarios:

Anónimo dijo...

-Uít-uituit.

-Ueg-ueg.

Perpetuum dijo...

Desde el "Vecino guapo" hasta el "Hola Paco" hay un salto cualitativo.
"Vecino guapo", era una constatación sencilla, sin procesamiento, lanzada como un meteorito contra el objeto amoroso.
"Hola Paco", así, sin la coma preceptiva, escrito apresuradamente en el envés del tique de compra, entre las pechugas para las aves necrófagas, sugiere en la mente de quien lo ha escrito cierta fe en el azar, una visión fugaz del momento en que se llevará a cabo la distribución del alimento: ¿Se deshará "vecino guapo" de la bolsa sin reparar en el tique? ¿Lo verá al fondo de la bolsa y al identificarlo como tique de compra lo desechará con la propia bolsa sin sacarlo? ¿Lo extraerá impelido por un impulso desconocido como el mensaje de una botella? La cocinera de las pechugas a la portuguesa apuesta por la buena intuición de "vecino guapo", aunque hay poco espacio de papel para decir más (por suerte). "Hola Paco" es suficiente. Cercano y familiar después de tantos años. Un dulce mensaje que requiere, como mínimo, una sonrisa por respuesta. El resto vendrá rodado.

Ferrer Lerín dijo...

No había considerado la posibilidad de que la niña vecina y el ama de casa pechuguera fueran la misma persona. Aunque altamente improbable, es posible; sólo han pasado 63 años.

Anónim@ dijo...

Reconozco señor Ferrer Lerin que a veces su sentido del humor me supera. Porque todo es una broma ¿no?

Anónimo dijo...

En el sentido contrario al de las agujas del reloj.