“Buscar, buscar, una fiebre evaluadora, caminamos, con Juego, con Galalit, nos trajimos a Deogracias, por su Avenida José Antonio, hacia plaza España, hasta Llansá, una calle corta del tupido ensanche, cercana a las Arenas, coso taurino en decadencia. La casa era un malecón sencillo. Cinco plantas reglamentarias, pobres materiales, apenas algún detalle perdido en la comisura de la puerta y los balcones. Pero el remate, ese frontis de elocuencia absoluta, una mariposa de alas desplegadas, fabricada en mortero, con esmaltes, teselas, lo que llaman trencadís, y antenas, y un cuerpo tubular listado. Delegué en Deogracias. Tardó poco. Consiguió el salvoconducto. Y la llave. Subimos pues los cuatro hasta el terrado, la azotea como corrigió Juego luchando por el idioma. No había dimensión. Tampoco líneas. Esa remate mariposa de descomunales curvas era un fraude, la tarjeta de visita del maestro de obras José Graner y Prat que triunfaría en Gijón como arquitecto, una explosiva desproporción exterior que moría en el tenderete destartalado corona del edificio. Mañana, ante la mesa del administrador de fincas que extraía una subcarpeta con la indicación a bolígrafo Casa Fajol –La Papallona- calle Llansá 20 barrio de la izquierda del Ensanche, todo fueron vaguedades y una conclusión: no era posible adquirirla.” (Familias como la mía. Págs. 276-277)
6 comentarios:
¿Cómo llegó esa mariposa ateselada a ese edificio? ¿Sueño de arquitecto entomólogo frustrado o de dueño admirador de translúcidas alas?
Don Paco, muy interesante este álbum de imágenes, paralelo a su FCLM. Gracias.
Viví un verano en Paris en una falsa mansarda o sea que desde la calle se veía lo que parecía el exterior de una mansarda pero de tras era un cuartucho que alquilaba la portera y había que bajar a la portería para usar el cuarto de baño.
Desde luego siempre lo he pensado: desproporción, la mariposa es demasiado grande para ese edificio
y desproporcion social, no se entiende un adorno de estas características en un barrio y en una edificación tan sencillos
Pues, de eso se trata, señores Medidores... la Desproporción Total, la epifanía y todo eso. El arquitecto, los dueños, soñaban... e hicieron real el sueño. Sin embargo, pienso en el raro dormir de los habitantes de tal edificio, cuidados, contenidos por el ídem batir de unas alas que nunca se despliegan y hacen latir su plenitud, ¿o sí?
El edificio de la calle Llansá se adelanta en el tiempo, es un claro exponente del arte Pop, diría más bien, fushion, pues mezcla un elemento constructivo del modernismo, el trencadís, con un elemento fuera de escala, la mariposa.
Cabe decir, sin embargo, que no puede embaldosarse una mariposa de otra manera que no sea mediante unas teselas pequeñas, pues la superficie de su abdomen y de sus alas no admite baldosa de dimensiones mayores, hay que romperlas a trocitos para poderlas pegar con mortero e ir siguiendo la directriz de las superficies curvas o alabeadas.
Salud
Francesc Cornadó
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