martes, 17 de marzo de 2009

Un vendedor





De regreso a casa, tras una visita relámpago a Estambul, me desvié unos quilómetros para visitar a mi amigo Jaime Enrique Ollé Goig que sigue de médico en Yibuti. Me llevó a recorrer su particular Macondo y un pastor de dromedarios y cabras pretendió endilgarnos un huevo de avestruz; yo le eché en cara su falta de sensibilidad ambiental y Jaime le diagnosticó una enfermedad pulmonar irreversible.

1 comentario:

Istefel dijo...

Hamlet en Dinamarca
y seco.