sábado, 7 de marzo de 2009

Comparativa

Cuenta Flores Lucrecio, en su Diacrítica, el caso del factor de una estación de tren altoaragonesa que, desde los treinta años, anduvo vigilante inspeccionando su orina a ver si amanecía cargada de sangre. Ya en la senectud, cuando las bromas del tipo “ya no te la ves” o “ya no te la encuentras” son de uso frecuente y la posibilidad de otear el chorro son realmente escasas, salió un día de los urinarios del casino sin tener conciencia de que llevaba los pantalones decorados con unos goterones rojos: según Flores de ahí le vino el mote “calzones coloraos” que aún acompaña a sus nietos. Digo esto al hilo del fallecimiento, en esa misma localidad, del poeta Casimiro Martínez de quien el practicante Mambrún iba contando que disponía de tal utillaje que a la hora de miccionar, y esto lo pude constatar en una ocasión, debía mantenerse apartado de la taza ya que si no, chocaba frontalmente con la pared (parece que un día en que alguien trajo de Francia una revista Paris Hollywood no se le bajaba al vate la erección y al querer aliviarse hubo de hacerlo desde el pasillo de acceso a los retretes).

1 comentario:

Txema García Crespo dijo...

Que diría un vizcaino de la costa (Bermeo o Lekeitio): Akojonantie!!!