miércoles, 16 de octubre de 2024

Túa Blesa cita a Ferrer Lerín

 

Extractos del artículo Liminares publicado en Tropelías. Revista de Teoría de la Literatura y Literatura Comparada, número extraordinario 10 (2024)


No es el único caso de poeta que partiendo de textos científicos, bien que más modernos que los que manejó Gamoneda, ha escrito un libro que se lee, ya no como un tratado científico sino como poesía. Me refiero a El Bestiario de Ferrer Lerín de Francisco Ferrer Lerín. Él mismo, muy a lo filólogo, anota en cada una de las entradas las fuentes, más de treinta, de las que reescribe la descripción, etc., de los animales, incluidos monstruos, que componen el volumen. A la pregunta que se hace Ferrer Lerín en el «Introito» sobre qué sea su libro se responde entre otras cosas «Sin duda un bestiario» y también «Poemas de vanguardia, aforismos totales, entradas de diccionario transmutadas en potente literatura: un bestiario cuya grandeza es más verbal que conceptual».

Tanto un poeta como otro, dos grandes de la poesía contemporánea, coinciden, pues, con la opinión de Novalis, de que la ciencia acaba por convertirse en poesía. De esas lecturas maravillosas que atraviesan los liminares de la literatura y entran en ese espacio selecciono prácticamente al azar un par de muestras:

De la comadreja dicen algunos que concibe por las orejas y pare por la boca, pero el papa Clemente lo dispuso al revés. En el Physiologo está escrito que pare los hijos muertos y luego los resucita, y todavía este animal tiene de extraordinario, según el dominico Tomás de Cantimpré, que su testículo izquierdo, envuelto en el pellejo de una gallina, es generación de un huevo. [Gamoneda].

ANGUILA. Es pez que se cría en lagunas cenagosas, muy semejante a la culebra; no tiene escamas por cuya razón es tan lúbrico y deleznable. Se engendra de la crasitud y bascosidad del cieno porque nunca se hallaron huevos ni hay señal por donde se distinga macho de hembra. Si se deja morir a este pez fuera del agua, poniendo inmediatamente todo su cuerpo en infusión con vinagre y sangre de buitre y se coloca en seguida todo bajo de un muladar, esta composición hará resucitar a todo ser viviente. Cuenta Guillermo de Malmesbury: «Un deán de la iglesia del Gin, en la provincia de Murray, en Escocia, no habiendo querido ceder su iglesia a unos piadosos monjes los fue cambiando en anguilas a las que el hermano cocinero guisó a la marinesca». (Lo cita M. Salgues en sus «Errores y preocupaciones», tomo 1.º, pág. 323). [Ferrer Lerín].

En un contexto, pues, en el que la originalidad es un valor y no la copia, la copia resultará ser original y tendrá un valor de ruptura e innovación. Y no es solo ese texto, en la literatura contemporánea esta práctica es (relativamente) común. Un ejemplo de este mismo modo de composición se lee en el libro Hiela sangre, también del poeta y novelista Francisco Ferrer Lerín.


Libro de Cetrería del rey Dancos


El primer capítulo es del dolor de cabeça.

El segundo capítulo es del malo agro.

El terçero capítulo es del malo tesgo.

El quarto capítulo es de la gota artética.

El V capítulo es de la gota que naçe en la gorja.

El VI capítulo es de la gota mortal que naçe en la cabeça et en las rrenes.

El VII capítulo es de la gota ffilera.

El VIII capítulo es de la gota de la garffa, et aqueste es mal que parece de fuera.


El poema se extiende hasta el verso que nombra el capítulo 29, pero baste con este fragmento. Como es evidente, se trata de un índice y lo es, en efecto, de un libro medieval, del que se reproduce en el título del poema; añadiré que el poema pertenece a la sección «Experimenta», de lectura muy recomendable con variadas apropiaciones en los textos. Todo es, pues, copia en «Libro de Cetrería del rey Dancos» y hay que añadir que al mismo tiempo todo es innovación en el poema. Por lo demás, no es el único caso en la poesía de Ferrer Lerín en que todo el texto es resultado de la apropiación de otro texto, con la singularidad de lo inusual de los textos apropiados, como en el ejemplo citado, un tratado medieval sobre las enfermedades del halcón, una obra hoy muy restringida a unos pocos eruditos, medievalistas, estudiosos de las aves, como lo es Ferrer Lerín, ornitólogo al tiempo que escritor singularísimo, un poeta contemporáneo que lee un texto antiguo, lo rescata, quizá porque el progreso lo implica, y vuelve a ponerlo de actualidad.


Túa BLESA

Universidad de Zaragoza

tua@unizar.es

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