jueves, 12 de junio de 2014

Voluble



Conocí a Vera Istán Vozlatino en la bolera de la calle setenta y dos. Vestía chándal color frambuesa, gorra del Sleeper Club y deportivas Julián Mamerto cinco estrellas. Nos caímos bien. La segunda noche, aparcados en el callejón del Viento, cercano a su domicilio, le confesé que la amaba, y ella sacó la multiusos y segmentó mi miembro en un abrir y cerrar de ojos. Pasaron años, iba ya por la octava operación y empezaba a desesperar; las cicatrices seguían escupiendo pus y sólo reteniendo la orina durante dos semanas conseguía una erección satisfactoria. Salía de la clínica Altea, y ella estaba allí, en la acera, acompañando a un hombre que pudo ser mayor y que ahora era un despojo tirado sobre una silla de ruedas. Me abrazó. Se mostraba arrepentida. Con un gesto rápido, nervioso, típico en ella, se apartó, soltó el freno de la silla de ruedas, la empujó para que rodara calle abajo, abrió el bolso, y me entregó un tarro de pegamento Larios. “Lo pega todo”, dijo, divertida, casi alborozada, mientras se colgaba de mi brazo derecho e iniciábamos la búsqueda de una buena trattoría. Le encanta la comida italiana. 

10 comentarios:

envidioso dijo...

joder Lerín como puedes ser tan bueno!!!! nadie escribe como tu

Anónimo dijo...

¡Fulgurante!

Otro Anónimo dijo...

Quien es la de la foto?

Marga Iriarte dijo...

Y no eres rencoroso. Seguro que pagaste la cuenta de la tratoria.

Ferrer Lerín dijo...

Para Otro Anónimo: se trata de la actriz Kiernan Shipka.

Francesc Cornadó dijo...

Agunas creen que con un poquito de pegamento se arregla todo. No, no y no.
Francesc Cornadó

Otro Anónimo dijo...

Kiarnan Shipka? La niña de Mad men que se...?

Ella dijo...

Ya dije en otra ocasión que has llegado a la perfección con estos relatos cortos.

ohsinopeus dijo...

¿supurable?;
digo, ¿superable?
un saludo devoto.

Ateneo Jaqués dijo...

Genial. ¡Ay, ese callejón del Viento! Saludos