jueves, 23 de agosto de 2012

Demediado 1

Fue entrando poco a poco en nuestras vidas. Apareció como el nuevo marido de Gladis, una veterinaria de senos suntuosos y carita dulce. Cenamos, aquí y allá, con otras parejas durante el primer verano. Luego, no sé exactamente por qué razón, comenzamos a salir los cuatro una o dos veces al mes. Hoy, salimos todos los fines de semana. Desconocía su apellido y él nunca mostró interés en revelarlo. Hasta que una noche, en su apartamento de Marina d’Or, después de haber dado cuenta de varias latas de foie y un monumental queso de Aspe, me vi en la obligación moral de preguntarle cómo se llamaba y, ante el estupor de mi mujer y mío (Gladis estaba en el servicio vomitando), contestó que no tenía apellido, que sí, que constaba uno en las tarjetas de la empresa en la que trabajaba como director corporativo pero que su apellido original, el que ostentaba su padre, se había ido perdiendo, descomponiendo, y que prácticamente ya no quedaba nada, a lo sumo la sílaba final “go”. 

7 comentarios:

Perpetuum dijo...

Cabría preguntarse si la condición demediada del Sr. "...go" se debe a una exposición abusiva a la luminiscencia áurea de la ciudad de vacaciones, cuyo efecto inmediato es el conocido como "efecto D'Horror" que, además de difuminar progresivamente la identidad, empezando por el apellido, podría tener consecuencias irreparables sobre la totalidad del nombre ¿Será contagioso?

Anónima dijo...

Una historia de linea argumental casi inexistente resuelta con maestría.

Otra anónima dijo...

Qué pasa don Francisco? Cambios en el nombre de la veterinaria por presión ambiental?

Anónimo dijo...

Demasiado refinado, al alcance de pocos, cuesta apreciarlo

Anónimo dijo...

Uffffff...Marina d´Or...

Corrector dijo...

Para Anónimo, mejor que 'refinado' 'sutil'.

Anónimo dijo...

Ferrer eres un genio!