viernes, 30 de abril de 2010

Zopilotes























Zopilote


No es una injuria al reino de las aves.
Tampoco aberración o falla natural perpetuada
por mera inercia evolutiva.

Al arte por el arte del pavo real o del faisán corresponde
su equivalente utilitario. (La belleza
está en los ojos de quien la contempla
y es cuestión relativa.)

Lo ves y te conduele su asimetría,
el color apagado y más bien luctuoso
y la no menos plúmbea repugnancia
de su moco de pavo. (Todo él,
aun sin la papada, se diría
un guajalote incomestible.)

Concedamos: es feo como el diablo.
(¿Alguien conoce al diablo?)
Y suscita los odios más despiadados.
(Es común apredrearlos; he visto niños
que se adiestraban para ser verdugos.)

Pero sin esta variante regional
del buitre tan infamado por la retórica,
sin este "aura tiñosa" o "gallinazo"
-con tales nombres se le injuria-
¿qué hubiera sido
de los lugares pobres frecuentados
por la fiebre amarilla y otras plagas
de los tristes tropiques?

Los zopilotes
fueron nuestras brigadas de reciclaje.
Ahora se han acabado los zopilotes.
La basura está a punto de ahogar al mundo.

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José Emilio Pacheco
Islas a la deriva (1973-1975) en
Tarde o temprano (poemas 1958-2009)
Tusquets Editores. 2010.

3 comentarios:

Istefel dijo...

Zopilote es bárbaro que estremece
la luz del alba.

Istefel dijo...

La víctima es un armadillo?
Al menos, lo parece..

Ferrer Lerín dijo...

Sí, la víctima, de atropello, es un armadillo.