jueves, 15 de mayo de 2025

Vidente

 

Sabía que Carlos Alcaraz iba a derrotar a Jack Draper en los cuartos de final del Masters 1000 de Roma por un confortable 6-4, 6-4. Lo supe ayer en uno de esos momentos de extrema lucidez, antes frecuentes y en la actualidad sumamente escasos. Cruzaba rápido la Avenida Oroel por el paso de peatones situado frente al convento de Las Benitas cuando, tras un episodio de tormentas, se abrió de improviso el cielo y vi claro el resultado, aunque no estuviera en ese instante pensando ni mucho menos en el tenis, sino en los términos en que era razonable que me dirigiera al público en el inicio del pregón que pronunciaré el 31 de mayo en la Feria del Libro de Zaragoza. Han pasado muchos años desde 1968, cuando Joaquín Marco Revilla, mi editor de La hora oval y mi profesor en la Facultad de Letras de la Universidad de Barcelona, entusiasta seguidor entonces de todos los recovecos de mi biografía, me preguntó, aparentemente muy interesado, sentados uno frente a otro en el jardín de su casa de aquel barrio sencillo de la parte alta de la ciudad, cómo conseguía ganar siempre al póquer, y a mi respuesta de que, a menudo, tenía la visión exacta de los naipes que se iban a servir del mazo, respondió con una carcajada a la vez estentórea y terrorífica. Incomoda, siempre se ha dicho, al hombre corriente, la proximidad del genio.


9 comentarios:

Anónimo dijo...

Y creo que va a empezar a llover. Y yo querré correr y correr y desaparecer.

Anónimo dijo...

barrio sencillo, hombre corriente

Anónimo dijo...

Publique usted ese pregón, una vez pasadas las tormentas literarias de mayo.

Ferrer Lerín dijo...

El pregón no tendrá, al menos es lo que ahora creo, un correlato escrito; me limitaré a llevar un guion.

Anónimo dijo...

A veces no llamamos a la inspiración,pero ella se presenta y nos trae en bandeja algo suculento.

Anónimo dijo...

Aún más interesante ese guion.

Anónimo dijo...

Ay Joaquín Marco, cuántos recuerdos se me cruzan de los momentos compartidos en el entorno de Salvat Editores.

Ferrer Lerín dijo...

¿En Salvat? ¿Coincidimos pues? ¿Quién eres?

Anónimo dijo...

Esto es genial: "una carcajada a la vez estentórea y terrorífica". Asunto entre genios y gente corriente, según se mire.