Yo llevaba entonces un arma corta en la guantera y Rinola
Cornejo creía que era de juguete. Ordené que condujera a Gran Corcho al amplio descampado donde terminan Las Ramblas. Corcho apuraba el último pastís en el
bar de la mujer marsellesa cuando se acercó Cornejo proponiéndole un trato. Fue
un asesinato fácil. Y mi novia quedó deslumbrada. La foto es de los cuarenta
por lo que no se nos alcanza a ver.
La foto es de los cuarenta y está sacada desde el Colón...
ResponderEliminarUn asesinato con tintes eróticos en el necesario teatro de los machos.
señor Lerín sigue viendo Frasier
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ResponderEliminarRecórcholis, Rinola,
pesquisa de Cornejo,
qué delicia de pastís,
guantera y entrecejo.
Dicen que Rinola Cornejo existió de verdad
ResponderEliminarQuien fuera Rinola!
ResponderEliminarMe pregunto si nos encontramos ante el preludio del estrangulamiento de Rinola, si en este punto adquirió la pobre Rinola "alta, con tendencia a la parodia", su "valor melodramático".
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