La proximidad entre los restaurantes del Paseo de la Playa
permite que algunos camareros sirvan en más de una terraza. Quiero decir con
esto que, por ejemplo, Marcos García Rondeño atiende a los clientes del
Restaurante Pepitico y también a los del Restaurante La Brasa.
Ayer, el gerente de La Brasa se dio cuenta de que un
camarero, para él desconocido, servía, cobraba e ingresaba en caja los importes
de las consumiciones de los clientes de las mesas de su terraza. Preguntó a
Marcos y este le contestó que trabajaba en Pepitico y también en La Brasa.
Cuando el gerente de La Brasa habló con el gerente de
Pepitico, este le dijo que venían observando al camarero desde hacía algún
tiempo, ya que ellos no lo tenían contratado, pero que dada su profesionalidad
y honradez prefirieron no investigar.
un Ferrer Lerín neutro, retomando el argumento del famoso relato Kramer publicado en Papur
ResponderEliminarTrabajadores vocacionales.
ResponderEliminarmás bien fanáticos del simulacro y el gesto
ResponderEliminarPluriempleo.
ResponderEliminarSaludos
Francesc Cornadó
Pluriempleo vocacional, sin deseo de remuneración
ResponderEliminarEjemplo contundente y ejemplar de autoempleo.
ResponderEliminarPuede esperarse que en el capítulo 2 asomen ya las reivindicaciones.
Creo que igual que en el relato "Kramer" que cita el primer Anónimo este relato va de pasión gestual, de simulacro, de no correlato entre trabajo (que no es tal, en el sentido bíblico) y remuneración. En suma, nada de obrerismo y sindicalismo.
ResponderEliminarDe acuerdo, doña Ella 2, pero admitamos entonces que tampoco hay altruismo.
ResponderEliminarYo propondría una forma extraña y silenciosamente jocosa de malabarismo que se opone de modo muy singular al anquilosamiento de las así llamadas relaciones de producción (aunque ya nadie las llame así...).