Adoran los bombones
Bañan a sus hijos
en el jugo en que cuecen las gambas
como preparando
sidra de cola de pescado
que venden en
bolsas de papel madera
¡vesania y nafta!
Ella maneja el
Oldsmobile igual que trajina,
como fusiles
apuntados,
versátiles pilotos,
esos impermeables, gabardinas,
que hieren al
importante.
Él patentó los
boopies, ajuares futuristas saldados
en los mercadillos
del guano y en la plaza occisa
aunque se dijera
que su destino fue
otro, el esplendor
de la fiesta rica;
esas braguitas de espuma
velcradas,
coloreadas, diferentes,
kits semanales a
precio abusivo, situadas
sobre el vaquero de
marca, envolventes, ambas prendas,
de culetes de
brillantina y rasuradas conchas de nácar y cremita.
Gordos mórbidos, la
familia, devora, bajo la sombra de la acacia florida,
cajas planas de ese
producto ahora Lindt,
conglomerado
siempre fresco de manteca de cacao y otras sustancias
destructivas, que
algunos, malamente, llaman Pirineos, siendo
su verdadero
nombre, fruto de una correcta traducción,
el gentilicio
Pirenaicos; pequeños ataúdes, cofrecillos,
siempre elaborados
por manos
femeninas.
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Hiela sangre, 2013.
Impresionante poema, siempre me ha impresionado y no he visto que nadie lo reseñara.
ResponderEliminara mi tambien me impresiona el poema pero tambien los pantalones... qué color es???
ResponderEliminarEste maravilloso color sólo existe en el móvil con el que se hizo la foto. Las hechuras son reales, pantalones poceros; lo último.
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ResponderEliminarLe scélérat detenido después de perpetrar la postrera y dulce villanía.
Con chocolate con pasas en el forro interno para pasar mejor
las noches de plenilunio enrejadas.
Finalmente, esposado. Las golosinas del mundo tranquilas respiran.
Un canto al sentido del gusto y el olfato
ResponderEliminarEs muy dificil definir lo que me gusta de su poesía señor Lerín. Diriase que todo pero si concreto más diría que las situaciones sorprendentes y como las versifica.
ResponderEliminarDon Paco, perdone usted por haber llamado San Juan-Persa a nuestro admirado Saint John-Perse. Imperdonable desliz en la confianza poética. Esto va a cuento de la exclusión del comentario, que, estamos de acuerdo, poco aportaba a la amable lista de los que aquí pueden leerse.
ResponderEliminarUn gran saludo
La alusión a San Juan-Persa la mandó a otra entrada del blog, "Tigmotermia", donde fue publicada.
ResponderEliminarOda caníbal a la provincia,
ResponderEliminarla provincia de la carne y los gestos.
El chocolate es el broche o la tuerca
apretando esa conjunción que quisiera
negarse a sí misma.
El color de los pantalones
marca la soberanía
de la diferencia.